Una roja contrariedad

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

La decisión tomada por el director del Partido Liberal a nivel nacional no sorprende, ingenuo el que pensara lo contrario, sin embargo todo parece indicar que no pasará de ser nada diferente a una declaración política.
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El Partido Liberal no inscribió candidato presidencial alguno, con lo cual, los directivos que desacaten la decisión de la dirección nacional estarán a salvo -jurídica y políticamente hablando- y podrán continuar haciendo campaña por Gustavo Petro, como es el caso del departamento del Tolima, donde las directivas y parte de la militancia roja ya decidieron apostar al Pacto Histórico (a un todo por el todo y, según la encuesta, de INVAMER, publicada el pasado viernes, acertarían). Hay un dato que no se puede dejar pasar por alto, según lo manifestado por algunos asistentes a la reunión con el director del partido, solo 5 congresistas del total de la bancada liberal, manifestaron su rechazo a la decisión de adherir a Federico Gutiérrez, en el resto de asistentes, al parecer, reinó el silencio –o la sumisión-. 

La realidad del asunto está en los acuerdos, tanto los posibles burocráticos, como el programático –y los dos son asuntos necesarios para Gaviria, con lo cual me reafirmo al decir que la decisión estaba cantada. En relación al acuerdo programático, para nadie es un secreto que la política de apertura económica (creada bajo el gobierno del expresidente Gaviria) y sus consecuentes Tratados de Libre Comercio requieren, por lo menos para casos específicos como son el agrícola (Estados Unidos) y textil (Corea), fundamentales para el departamento del Tolima, cuando menos, una renegociación que permita recuperar estos sectores económicos y generar empleo. Ni que decir de la explotación y exploración minera y la posición frente al Fracking, donde ya Petro –y Fajardo también- dejaron clara su posición.

El problema para los rebeldes liberales, en un juego hipotético de análisis, se podría presentar si el partido y su representación en el Congreso deciden declararse en oposición ante una eventual presidencia de Petro, por aquello de la Ley de Bancadas, sin embargo, al final no creo que ello ocurra –me refiero a lo primero, a la posibilidad de ser bancada de oposición-, ya después del 7 de agosto lo más probable es que terminen declarándose en “independencia” del gobierno, por aquello de la importancia de la “unidad” para las transformaciones sociales y económicas del país –ya lo veo venir así-. 

Ahora bien, habrá que preguntarle a la militancia liberal si está o no de acuerdo con la decisión, yo me aventuro a decir que ni les importa, los que están con Petro llegaron hace rato y las otras opciones de adhesión pareciera ser que ni las contemplan, en la práctica, el país está pensando, una primera vuelta como si fuera la segunda y, salvo el caso de Rodolfo Hernández, quien mantiene un promedio constante, pero muy por debajo, las demás opciones se diluyen en las preferencias del votante, como si estuviéramos en presencia de la paradoja de Condorcet –se llama así porque proviene de Nicolás de Condorcet, en su libro “Ensayo sobre la aplicación del análisis a la probabilidad de las decisiones sometidas a la pluralidad de voces” de 1785, para entender el caso del candidato de “centro” –Sergio Fajardo- y el bajo porcentaje, según la encuesta, de intención de voto para una tercería. Claro, estamos hablando de elecciones y hay todo tipo de contraevidencias y contradicciones, es más, están a la orden del día y la de esta semana fue una roja contrariedad.

 

CAMILO ERNESTO OSSA B.

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