“El país político y el país nacional”

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

El Tolima político y el Tolima regional en caminos contrapuestos al interés de unos y a las necesidades de los otros, cansados, con justa razón los ciudadanos desconfían y meditan sobre los principales problemas que aquejan a la región (de los que no escapa Ibagué) y me permito mencionar algunos (principales, más no exclusivos ni excluyentes con otros), de los que, afanosamente, quienes nos han gobernado pretenden imponer las soluciones; ¡ahora sí!, no pudo ser hace 30 años, ni ayer, es mañana, con la promesa de una primavera (que más bien recrea “El año del verano que nunca llegó” de William Ospina) y apalancados por una maquinaria (en la mayoría de las veces) propia de un esclavismo del siglo XXI: -un contrato-.
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Pero continuemos, los y las tolimenses meditan el atascamiento económico regional que se atraviesa, citando una de las conclusiones de los Encuentros Regionales al Plan Nacional de Desarrollo 2022 - 2026, por supuesto en lo referente al Tolima, se evidencia un panorama desalentador y alarmante a la vez; el ingreso per-cápita, por habitante, llegaba, en el 2019, a $16.869.492, por debajo de la media nacional que se ubicaba por encima de los 21 millones, pero es tan improductivo el departamento que, el Plan Plurianual proyecta que para ejecutar las metas planteadas en el Plan Nacional de Desarrollo, se requiere, en el Tolima, una suma de 19,4 billones de pesos, de los cuales tan solo el 6,4 % corresponde a recursos propios del departamento y de sus empresas públicas. Es tan grave el panorama económico para los hogares tolimenses, que, el pasado 5 de abril, el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas –Dane- publicó la Gran Encuesta Integrada de Hogares –GEIH- y el Tolima ocupó la segunda tasa de desempleo por departamentos a nivel nacional, con el 15,7 %, tan solo detrás del departamento de Cesar. Es una calamidad.

Pero al tiempo que reflexionamos acerca de la debacle económica del departamento, se atraviesa una bomba social, comandada por la capital, con tres hechos, en extremo peligrosos, por un lado, Ibagué con el segundo lugar de desempleo en un 19,3% -detrás de Quibdó-, por el otro lado, una inseguridad alimentaria que, de acuerdo al resultado de la encuesta Pulso Social del Dane, en Ibagué, a diciembre de 2022, ¡un 35,2 %! de los hogares en el municipio no pueden acceder a las “tres comidas diarias” y, para rematar –o mejor, para estallar-, una inflación al alza, que para el mes de marzo, ubicó a Ibagué, con la segunda variación mensual más alta del país, registrando el 1,30 %. 

Existiendo esta situación, la ciudadanía tolimense no entiende cómo llegamos aquí y que la prioridad, de una orilla del departamento político (copartícipe de esta realidad) sea iniciar, con pugnacidad, una oposición frente al otro sector de su mismo partido (departamento y municipio), haciéndonos creer que ahí está la solución al atolladero, pero que en realidad no resuelven los problemas sobre los que medita el departamento regional.

Se cumplieron 75 años del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán y su lectura del proceder del país político continua vigente, así como la necesidad de hacer victorioso al país nacional que, para el Tolima e Ibagué, es la obligación de establecer un proyecto común de ciudad y departamento, en el que sea superior la solución a las dolencias, más que el interés minúsculo y sectario de una clase política que, ahora sí, dice tener la solución. 

@camiloossa10

CAMILO ERNESTO OSSA B.

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