Mucho globo y poca ejecución

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

La semana pasada surgieron dos hechos contradictorios en relación al desarrollo del sector rural de Ibagué, por un lado, una serie de anuncios en redes sociales del alcalde Hurtado y, por el otro, las conclusiones de un debate en el Concejo de Ibagué, sobre los cuales, resaltan tres hechos altamente relevantes en relación a la dejación –histórica por demás- de la ruralidad ibaguereña, en la que, por la misma línea, va la departamental.
PUBLICIDAD

Primero, hay problemas graves en las vías, el uso del suelo apto para la producción, así como el cambio de cobertura del mismo, ni que decir en la producción y comercialización de los productos del campesinado. Segundo, la mala lectura que hace el gobierno local de las potencialidades rurales y su capacidad de incidir en los problemas económicos y sociales que aquejan a Ibagué, que, en esencia, responderían a los traídos en el Informe de Riesgos Globales 2023 del Foro Económico Mundial –FEM-, que señala como tales, algunos de los cuales ya padecemos en Colombia y, por supuesto, en el Tolima e Ibagué; el costo de vida, la pérdida de biodiversidad y el colapso de ecosistemas y la inseguridad alimentaria. Tercero, la alta capacidad de incumplir del gobierno, en las acciones y gestiones sobre las cuales, incluso, ya tiene aprobados los recursos.  

Vamos por partes, en relación al primero, es claro el problema de desatención y dejación de las vías terciarias del municipio, quedó expuesto en el cabildo local, por supuesto, no es un problema exclusivo de Ibagué, pues según el Invías, en Colombia hay 142.284 km de vías rurales, de las cuales solo el 10 % están en buen estado. Tienen razón los habitantes del sector rural en sus justos reclamos ¿cómo vamos a reducir la brecha en el acceso a los recursos tecnológicos? ¿Cómo vamos a reducir la pobreza si no hay condiciones, siquiera para sacar sus productos y poderlos comercializar y, de hacerlo, el costo es muy alto?, pero hay que ir más allá, para un municipio como Ibagué, en el cual la inflación golpea fuertemente, no solo por estar al alza, sino también por los indicadores de hambre y desempleo, la ruralidad es un factor esencial para nivelar los efectos del embate económico y social que atravesamos. Esta debería ser la línea de la política pública de ruralidad en Ibagué.

Sin embargo, junto a la vías, hay otro problema que incide en la capacidad de producción y comercialización rural y es el conflicto por el uso de la tierra. Según el Igac, el 45 % del territorio rural tolimense está en sobreutilización y el 9 % en subutilización. El Tolima hoy día enciende las alarmas a nivel nacional debido a que nueve municipios tienen una sobrecarga de actividades como cultivos y ganados en zonas no aptas, es decir, que en 1.2 millones de hectáreas (en la región) no se respeta la verdadera vocación del suelo. 

 

CAMILO ERNESTO OSSA B.

Comentarios