El puente está quebrado

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Y no debería ser precisamente por falta de recursos, pues, el anticipo, por estipulación contractual, era de más de 12 mil millones de pesos, sin embargo, según la secretaria de Infraestructura, se le giraron 2 mil 800 millones al contratista favorecido con la poco planificada obra del puente de la calle 60. Pero, según información que circula en algunos medios de comunicación, sí hay una falta de liquidez del contratista para cumplir con varios compromisos adquiridos, entre ellos, acreencias laborales. Esto no es un tema nuevo, es solo un ejemplo más del “folclore” en la planeación y, ¡claro! en la contratación.
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Pero iniciemos con un ligero recuento de la génesis de muchos problemas que nos aquejan hoy a los ibaguereños. La indebida planeación y la aparente corrupción han sido causantes históricos de gran parte del atraso en materia económica, las dificultades en la prestación del servicio de acueducto y, por supuesto, en la infraestructura vial de Ibagué, por citar algunos ejemplos, porque la lista puede resultar bien extensa. Pero hoy quedémonos con el primer causante (factor), la planificación, o mejor, la ausencia de esta, tanto territorial como contractual, teniendo clara la premisa según la cual no se puede ver por separado el ordenamiento territorial del desarrollo.

Como lo mencioné en este mismo espacio hace algunos meses, es hacia el año 1990, aproximadamente, el punto de partida del desorden territorial que soportamos en la actualidad; la proliferación de edificaciones suburbanas -colindante de lo que, para aquella época, podría ser considerada un área urbana-; la ausencia de gobernanza municipal, la desatención que es de vieja data, donde poco eficientes resultan los gobiernos de turno en concertar con la comunidad -y los distintos actores interesados en el desarrollo urbano y rural local-, la planificación y la oferta de servicios para la instalación de vivienda, comercio, industria, etc., son generadores del problema y disparadores de la pobreza.

La injusticia –que mucho ha campeado en materia de contratación pública, ó cómo olvidar los Juegos Nacionales del año 2015-, también es ambiental con los habitantes de Ibagué, por el agua, por la huella urbana y el acaparamiento en la construcción -sin planificación- que ha quedado a lo largo y ancho de la ciudad en, por lo menos, tres décadas, con un impacto directo en la competitividad del municipio. 

Ni qué decir de la planeación de las obras adelantadas por la administración, en aquellos casos como el de la construcción del puente de la calle 60 que, al día de hoy, están sin mayor avance y la marcada improvisación de esta obra está con los permisos, a la fecha, enredados; las obras realizadas en los alrededores tienen, según información de algunos medios de comunicación y del informe de interventoría –de la que también hay que decir, está siendo investigada-, problemas en la ejecución, producto, al parecer, de una indebida planificación, pero también de una incorrecta realización de esas obras adicionales necesarias e importantes para la ciudadanía –como el caso del alcantarillado en sectores aledaños a la calle 60. Asuntos, todos los mencionados, que tienen en riesgo, no solo la realización del puente y sus obras complementarias en tiempo y valor, sino el destino del anticipo.

Ante toda esta maraña de información y en la asignación de responsabilidades, de haberlas, que no se quede por fuera el que hizo los diseños, pues de su mayor incumbencia es este asunto. 

CAMILO ERNESTO OSSA B.

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