La estupidez humana: “tenía que ser negro”

José Javier Capera Figueroa

La señora Carmen, una humilde y responable empleada del servicio doméstico, el pasado 25 de noviembre vivió una experiencia inolvidable en Cartagena. Pero cómo no va a ser inolvidable experimentar la terrible noción del racismo y la segregación social que se han vuelto muy común en estas tierras. Partamos de una generalización algo impregnada en el argot popular; el ser pobre, negro y feo es sinónimo de una exclusión radical, es una lástima saber que todavía en una sociedad pluri-etnica como es la Colombiana persistan pensamientos de esa índole.

La historia de nuestros tiempos ha demostrado que el pueblo afrodescendiente ha sido utilizado de diversas maneras: desde Simón Bolívar, que les prometió acabar con la esclavitud a costa de ser incorporados en las filas del ejército patriota, curiosamente se llega a la independencia y Bolívar falla al pueblo afro, por eso en cierta parte del Pacífico no es muy grata la imagen del Libertador. Bien lo narraba el Joe Arroyo en una de sus sabias letras sobre la rebelión: “Un matrimonio africano / Esclavos de un español / Él les daba muy mal trato / Y a su negra le pegó / Y fue allí / Se rebeló el negro guapo / Tomó venganza por su amor / Y aún se escucha en la verja: No le pegue a mi negra. Véase: http://www.elespectador.com/opinion/el-reglamento

Un dato curioso de esta experiencia es que sucedió en el Club Naval Santa Cruz de Castillogrande, adscrito a la Armada Nacional. Pareciera que a los administradores, militares y marineros no se les enseñara a profundidad la historia de su propia institución o bien pueden recordar la histórica figura de nuestro Almirante José Prudencio Padilla López, un gran líder afro proveniente de una familia humilde de constructores de barcos medianos, es decir una familia que “asaba para comer”, como se escucha en el adagio popular. Ver: http://www.elespectador.com/noticias/nacional/bolivar/club-naval-pidio-disculpas-carmencita-empleada-domestic-articulo-675966

Este caso merece mayor atención, no es mostrar el desplante que vivió, al ser despreciada por su condición de empleada del servicio doméstico, sino la forma en que fue tratada en la institución, como si fuera ciudadana de segunda categoría para los anfitriones. Si supieran la gran labor social que ha cumplido en su vida al servicio de las familias... Ver: http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/columnistas/281409-se-nos-seco-el-alma-dice-el-negro1

Lo complejo del asunto es recordar a las élites, los grupos políticos y la clase social de nuestra época que el tener una condición étnica y racial diferente no es sinónimo de ignorancia ni pobreza. Por el contrario, implicaría recordarles la fuerte labor que han hecho los afros para el desarrollo de un mundo más justo y lleno de esperanza: basta con recordar los grandes aportes de personajes como Martin Luther King, Muhammad Ali y Malcom X, Franz Fanon, Boubacar Boris Diop y Aimé Césaire, entre otros.

caperafigueroa@gmail.com

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