Hay cosas que es mejor no conocer

Alguien preguntó recientemente mi punto de vista sobre el hecho de probar las drogas, al fin y al cabo –me dijo- es una prueba y eso no indica que uno se va a quedar allí, enganchado. Respondí lo siguiente:

Para este caso, hay que tener en cuenta dos dimensiones del ser humano, una relacionada con su naturaleza humana y otra con su razón. Confrontándolas a ambas, la primera es tan antigua como destacan los evolucionistas, mientras que la otra es apenas reciente, es joven, por lo que hay mucha tela que cortar al respecto, comenzando por decir que nuestra naturaleza humana tiene que ver con lo animal, con lo carnal, con lo sensorial –y con todo lo que puede agregarse a ella-, es decir, lo que late por dentro de cada uno de nosotros, nuestros instintos.

Hemos tratado de conceptualizar esa naturaleza desde siempre y aún con todo el ejercicio de la razón y del lenguaje, no se han podido llenar enormes vacíos, baches en el conocimiento de nuestra especie, por lo que se entiende ésto como algo bastante complejo.

Las sustancias psicoactivas no llegan a la razón, no es nuestra razón la que se excita o se deprime, es nuestra naturaleza humana, es esa herencia milenaria que tenemos dentro la que se ve “tocada” o “enganchada” y la que pide a gritos alimentarse. ¡Cómo pensar reprimir la sensación de la heroína, por ejemplo, si su efecto ha sido descrito como 100 veces más extraordinario que un orgasmo! Imagínense ese inefable placer. ¡Cómo procesar racionalmente que “no se puede volver a hacer eso”, cuando algo más potente que nuestra conciencia nos pide a gritos su alimento! Por eso quien la prueba simplemente no sale de allí, porque quedó atrapado en su propia naturaleza.

Entonces no es tan sencillo decir “una probadita no más” porque a pesar –tal vez- de tener plena conciencia en aquel momento en que se decide consumir, y aunque cada organismo es diferente en sus reacciones, se termina tratando directamente con esa naturaleza que no tiene variaciones en cada persona, porque somos una misma especie definida por ella y recientemente, por el uso de la razón.

Hay personas que dicen “eso es cuestión de voluntad”, a lo que me permito decir que no es tan sencillo como el expresarlo. He conocido personas que mientras cargan a uno de sus niños en un brazo con el otro consumen su droga, frente a él (ella), encima, porque simplemente están subordinados; personas que aún sabiendo la tristeza de sus seres queridos, aún viéndose en la calle, durmiendo en un andén, sin ropa, etc., no son capaces de dejarla. Y no necesariamente tienen que ser drogas “fuertes”, fíjense sólo en el cigarrillo, ¡cuántos seres humanos hay adictos totalmente al cigarrillo sin ser capaces de dejarlo por medio de su voluntad!

Así es que me parece que las campañas “No a las drogas”, “Día Nacional sin Alcohol” “Colombia, Territorio libre de drogas”, son un desgaste total y el reflejo de una concepción mínima sobre este asunto que a la luz de lo expuesto es mayúsculo.

Un consumidor de sustancias psicoactivas, asiduo o no, lo es durante toda su vida –así lo deje- porque en cualquier momento puede recaer; por eso viven un día a la vez en el que siempre comienzan de nuevo. Algo tengo muy claro, hay cosas que es mejor no conocer.

Credito
FEDERICO CÁRDENAS JIMÉNEZ

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