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Después de la batalla de Boyacá los ejércitos republicanos direccionaron su estrategia hacia la liberación del Valle del Cauca, Pasto y Quito; Bolívar debe reunirse con el general Sucre en la ciudad de Guayaquil, que había declarado su independencia del dominio español desde 1820, siendo consciente de la resistencia que encontraría en Pasto, por eso su plan era embarcarse en Buenaventura, pero al tener conocimiento que un grupo de barcos españoles se encontraban cerca del puerto, se vio obligado a tomar la ruta terrestre, pero utilizando la vía alterna, bordeando las faldas del galeras.
Esta no sería una batalla cualquiera; el resultado de la batalla fue adverso a Bolívar de acuerdo al general Obando: “Habíamos perdido 800 hombres muertos y más de 1000 heridos, en tanto que el enemigo no contaba de pérdida más que 18 muertos y heridos, y 20 prisioneros que le había tomado el Rifles; de otra parte, Bolívar perdió los estandartes de los batallones Bogotá y Vargas.
Se discute el triunfo de Bolívar, con el argumento de que este se quedó con el campo de batalla, cuando las tropas pastusas se retiraron; no obstante, el historiador Sergio Elías Ortiz explica: “Se retiraron, es verdad, pero por haber cundido entre las filas la noticia de que las tropas republicanas habían entrado a Pasto por Genoy.”
Pero el triunfo de Sucre el 24 de mayo de 1822 en Pichincha, sería lo que finalmente permitiría a Bolívar ingresar a Pasto sin disparar un solo tiro; a través de un proceso de persuasión, por lo que Don Basilio García realizó consultas y buscó consensos entre las élites de la ciudad; sin tener en cuenta al resto de la población y entonces envió una propuesta a Bolívar para que se respete el libre albedrío, la religión, y la humanidad de quienes capitulen.
Finalmente el 6 de julio de 1822 se firma en Berruecos estás capitulaciones, por lo que Bolívar entra en la ciudad en su ruta para Quito y Guayaquil.
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