Del Lado Positivo (2)

Carmen Inés Cruz Betancourt

Para dar continuidad al propósito de reconocer realizaciones valiosas que se observan en nuestro terruño, hoy destaco y celebro en primer lugar, la iniciativa de un Colectivo Ambiental que se ¨puso la camiseta para actuar como Cuidadores del Parque Centenario¨, el más importante de la ciudad y donde se encuentra la Concha Acústica, escenarios que acumulan varios años de grave abandono, del cual es responsable la administración municipal y también la ciudadanía que no ha hecho lo suficiente para lograr que los entes responsables se ocupen de su recuperación. Ello, a pesar del papel estratégico que cumplen para el desarrollo de actividades artísticas, deportivas, recreativas y de convivencia.
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Ante esta situación, entre otras actividades, el Colectivo programó un evento con oferta cultural, gastronómica y labores de limpieza. Lo explica Camila Reyes Agredo, miembro del grupo: “... la actividad se gestó a partir del interés genuino de las personas que organizaron el evento, como estrategia para promover la habitanza ciudadana en el ‘pulmón verde’ del Centro. Su convocatoria logró amplia respuesta de personas que se sumaron a la tarea: ‘Vive Centenario’, una iniciativa ciudadana donde dialogan sobre los estereotipos en torno al abandono del Centenario, el consumo de sustancias, el arrojo de basuras. Vamos a desmitificar eso porque en Ibagué sucede que generamos esas concepciones de las cosas y comenzamos a abandonarlas”. 

Muy valioso también el trabajo que viene realizando en Honda, un grupo cívico liderado por el maestro Tiberio Murcia Godoy para recuperar escenarios de la ciudad con singular valor histórico que, además constituyen enorme atractivo turístico y con ello generan impacto en la economía de la región. Además, la conformación del colectivo de “Vigías del Patrimonio de Honda”, comprometidos con la formación de guías turísticos que acompañan a los visitantes por rutas especialmente diseñadas. Así mismo, trabajan en la sistematización y divulgación de información sobre la historia y personajes destacados de aquel entorno, sobre la agenda cultural que se desarrolla en la ciudad y participan en la batalla en defensa del Río Magdalena con estrategias pedagógicas notablemente creativas y amigables.

Muy valioso también, es el trabajo que realiza en Ambalema, un grupo de estudiantes de Arquitectura e Ingeniería civil y docentes de Universidad de Ibagué, que cada semestre en el curso de verano, con apoyo la fundación Ambaviva y de ciudadanos voluntarios, trabajan en el mejoramiento de fachadas en bahareque y aleros de las cubiertas de teja de barro de algunos inmuebles del centro histórico de Ambalema, los cuales muestran gran deterioro porque no han recibido la debida atención de los entes públicos, en particular la casa Inglesa y la Factoría construida en el siglo VIII; deterioro que además genera riesgo para los transeúntes y reduce las posibilidades económicas para la comunidad dentro de dinámicas basadas en turismo. Es una actividad que los estudiantes y la ciudadanía han acogido con gran entusiasmo y compromiso para procurar su continuidad.

Ejemplos como estos levantan el ánimo y nos muestran cómo es posible sacar adelante con éxito tareas que aportan al desarrollo y a la convivencia, y se espera que induzcan a las entidades públicas competentes a asumir la responsabilidad que les concierne para complementar los esfuerzos ciudadanos, entendiendo que el éxito de estos proyectos puede estimular para que otras comunidades hagan lo propio con escenarios y situaciones que requieran su participación. Las experiencias señaladas en ésta y en la anterior columna, y muchas otras que merecen mención y no logro reseñar en este espacio, dan constancia del enorme potencial, energía y disposición de la sociedad civil para participar y aportar, circunstancia que parece subestimarse desde los entes gubernamentales.

CARMEN INÉS CRUZ

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