Copie y pegue

César Picón

Que una familia pase de cero a recibir 240 mil pesos mientras está en cuarentena hace una gran diferencia.
PUBLICIDAD

En Bogotá será posible gracias a la decisión de la Alcaldesa Claudia López de decretar una renta básica para más de medio millón de familias que tendrán que quedarse en casa durante las próximas semanas en el marco de la “cuarentena estricta”, estrategia con la que la Alcaldía de la capital buscará sortear el pico de contagios previsto para este mes en Colombia.

Aunque para algunos críticos ese monto es irrisorio, nadie puede desconocer que solo en Bogotá se ha tomado esa audaz decisión que, por cierto, es una ayuda real para las familias pobres y vulnerables que han llevado la peor parte en esta tragedia.

Desde el inicio de la pandemia en Colombia muchos hemos insistido en pedirle a nuestros gobernantes que tomen acciones oportunas y coherentes con la situación que vivimos, pero la mayoría de propuestas se han quedado en el papel o las redes sociales, no nos han escuchado.

Aparte de los mercados y el pago de un mes del servicio de agua, ¿Qué más se ha hecho por ayudar a los ibaguereños más necesitados?, Además de habilitar escasas 10 camas de UCI en El Limonar y mercados para los municipios, ¿qué se ha hecho por los cientos de miles de pobres de este departamento?, las cosas hay que decirlas como son: nuestros gobernantes han eludido la responsabilidad de mitigar los efectos económicos y sociales de la crisis con sus propios presupuestos, tal vez guardándolos para construir las obras de infraestructura, que ellos creen les aseguraron los votos para sus próximos candidatos.

Mientras tanto la gente ha tenido que pasar el confinamiento en condiciones difíciles, en el departamento con la más alta tasa de desempleo del país, y en Ibagué que no solo es la segunda entre las ciudades sino también la primera en desempleo juvenil. Además, con niveles de pobreza y desigualdad abrumadores.

Ahora que se viene el terrorífico pico de la pandemia nos toca enfrentar una realidad: que no se incrementó de manera suficiente la capacidad hospitalaria para poder salvar vidas ni la capacidad diagnóstica para evitar que los contagios se salgan de control; tampoco se desarrollaron estrategias para implementar eventuales nuevas cuarentenas sin que la gente aguante hambre ni los micro empresarios se quiebren.

Conviene seguir insistiendo a nuestros gobernantes que encuentren mecanismos novedosos para enfrentar la crisis o al menos que copien y peguen las buenas prácticas que sus homólogos han implementado en otras ciudades y regiones del país: que se otorguen los recursos para que los muchachos de la universidad pública puedan continuar con sus estudios y evitar la deserción y pérdida de empleos; que se implementen giros monetarios para las familias más pobres y de esta manera se alivie el hambre y estimule el consumo; que se decreten opciones de crédito blando y con periodo de gracia para tantos microempresarios afectados; que se inicien de manera urgente los mega proyectos anunciados para que se estimule la compra de bienes y servicios locales; y que se amplíe de una buena vez la capacidad para atender los pacientes críticos que aparecerán en el pico de la pandemia.

CESAR PICÓN

Comentarios