El estreno de Corzo

Con menos de un mes de posesionado como presidente del Senado, Juan Manuel Corzo ha logrado generar una avalancha de críticas más grande que la coleccionada por varios de sus antecesores en todo un año. Todavía está a tiempo para enmendar la plana, fortalecer el papel del legislativo en un momento clave, mejorar la imagen de una institución en la que muy pocos colombianos creen y, de paso, apoyar

Una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo Presidente fue la de restituir el derecho a gasolina gratis para los directivos, que había sido eliminado por su antecesor. La medida puede ser muy popular entre sus colegas senadores, pero horriblemente antipática entre la mayor parte de los colombianos. Al fin y al cabo, un altísimo porcentaje de nuestros compatriotas tiene ingresos tan bajos, que no puede darse el lujo de comprar un automóvil. Y aquellos que lo han logrado, tienen que pagar de su bolsillo los costos crecientes de la gasolina.  El nuevo Presidente del Senado ha debido, antes que nada, demostrar ante los colombianos que el Congreso se preocupa por la difícil situación económica y social de las grandes mayorías del país y que busca, con su trabajo, contribuir a la adopción de soluciones justas.
Igualmente criticada fue su pretensión de devolver la inmunidad a los parlamentarios, figura que facilitó el crecimiento de la corrupción en el Legislativo y contribuyó a que los colombianos miraran cada día con más suspicacia a sus miembros. De ser aprobada dicha medida, lejos de fortalecer el Congreso, se crearían condiciones para debilitarlo aún más.
Su apoyo al proyecto legislativo introducido por miembros de su partido para prohibir el aborto, aún en los casos de violación de la madre, peligros del
Hacía muchos años que un nortesantandereano no llegaba a la Presidencia del Congreso de la República. Actualmente, ese Departamento no cuenta con un Ministro en el gabinete. Resulta, entonces, apenas natural, que su elección haya generado esperanzas en una región que enfrenta graves problemas económicos, sociales y de seguridad. Esas ilusiones se han comenzado a debilitar.
Quienes lo conocen, dicen que Corzo es un hombre bien preparado e inteligente. Está aún a tiempo para enmendar la plana y crear las condiciones para que el Congreso cumpla el papel vital que le corresponde en una democracia real. Con gran capacidad política, el presidente Santos ha aumentado el círculo de partidos y movimientos que lo apoyan, hasta el punto de que hoy el único partido en la oposición es el Polo. El logro de Santos le facilitará la aprobación de las reformas y medidas que se propone presentar este año. Sin embargo, si ese apoyo se convierte en unanimismo y en falta de debates responsables y serios en el Congreso sobre las propuestas del Ejecutivo no sólo se le estará haciendo un grave daño a la democracia, sino que las decisiones adoptadas no se enriquecerán con la visión de los ciudadanos y las regiones que los congresistas representan.
Al mismo tiempo, el Congreso debe monitorear, revisar e investigar los actos de ministros y otros funcionarios del Ejecutivo. No se trata de obstruir. Se trata de que el Legislativo cumpla su función constitucional de controlar. Si en el pasado ese control hubiera sido ejercido oportuna y responsablemente, el país se habría librado de los millones de pérdidas generadas por la corrupción en varias instituciones y a los absurdos a los que se llegó con programas como el de Agro Ingreso Seguro.
Igualmente, será importante que Corzo le cumpla al electorado de la región que lo llevó al Senado y que, en consecuencia, hizo posible que ascendiera a la posición de Presidente del Congreso. El Norte de Santander y todo el Oriente colombiano están aislados de los principales mercados del país y de las rutas que conectan a los puertos sobre el Atlántico y el Pacífico. Con la situación actual y las complejas perspectivas de Venezuela, ese acceso será vital para abrirles oportunidades de negocios legítimos a los empresarios y condiciones para que generen más empleos e ingresos para sus poblaciones.
Desde su posición actual, Juan Manuel Corzo también tiene una responsabilidad frente a la región y la oportunidad para influir para que el
Gobierno, finalmente, lleve a cabo inversiones por mucho tiempo aplazadas. El país está en deuda con esta parte de la frontera y el Presidente del Senado debe ayudar para que dicha deuda se satisfaga.

Credito
COLPRENSA

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