Educación, ¿hay propuestas?

Cada día crece lo que gastan las familias y el Estado en educación, y en algo se amplía la cobertura, pero nuestros jóvenes aprenden a salvarse como puedan, llevándose por delante a los demás, pero no a leer y escribir bien.

La escuela no enseña a pensar de manera crítica y lógica. Y en cambio, la cultura enseña a aceptar la vida sin dignidad, y a competir adoptando valores contrarios a la ciudadanía democrática. Y la escuela refuerza esas enseñanzas.

En una cosa coinciden los economistas alternativos, los ortodoxos del Banco Mundial y las amas de casa: la educación es el mejor negocio. Nadie duda que la educación de calidad mejora el ingreso y la calidad de vida de la gente. Pero nuestras inversiones en educación se reflejan de modo desigual en resultados. Según evaluaciones diversas, en los colegios oficiales del país la mayor inversión mejora muy levemente el resultado en matemáticas y lenguaje. Y hay tramos del ciclo educativo en los que se ha ampliado rápidamente el acceso, en particular la educación básica y media (grados 1 al 11), y otros en los que la cobertura sigue siendo precaria comparada con patrones internacionales, especialmente en educación inicial y superior para los pobres. Mientras tanto, los colegios privados tienen mejores resultados ante las mayores inversiones, y la mayoría de los niños de clase media asisten a jardines infantiles y van a la universidad.

En últimas, los analistas de la educación coinciden con las amas de casa y los economistas: hay que universalizar el acceso de los niños entre 0 y 5 años a la educación inicial y el de los jóvenes bachilleres a oportunidades de formación técnica o profesional, mientras se mejora la calidad de la educación básica y media. Y concentrarse en los pobres. ¿Todo claro?  Pues no. Cuando comienzan los debates, otros intereses pesan más que los de los que se sientan en los pupitres y la sociedad.

Los papás quieren que los muchachos callejeen menos y pasen más tiempo en el colegio. Pero, ¿extendemos la jornada escolar para ofrecer más de lo mismo, o tratamos de crear un sistema paralelo de educación extraescolar centrado en temas de ciudadanía, arte, deporte, idiomas y otro tipo de actividades?, ¿invitamos a diversos profesionales a trabajar en estas actividades, o contratamos horas adicionales con los mismos maestros? Y, ¿quién se compromete con esfuerzos integrales de educación ciudadana? Los padres de familia, los periodistas, los empresarios y otros actores creen en la educación, mientras no se les haga responsables directos de sus resultados.

Queremos educación inicial con profesionales calificadas, pero, ¿comenzamos a profesionalizar a las madres comunitarias, o ampliamos las facultades de formación de educadoras profesionales?, ¿hacemos los jardines para los niños más pequeños en los colegios y con su planta docente, o hacemos nuevos jardines con otro universo institucional?

Necesitamos más técnicos y profesionales: ¿obligamos a las universidades privadas a que la ampliación de cupos esté atada a evaluaciones?, ¿controlamos más lo que ofrecen las universidades oficiales como condición para darles más plata?, ¿le damos crédito a la gente para que pague sus carreras con su trabajo, o invertimos en educación superior gratuita?

Hace casi 20 años se comenzaron a hacer planes decenales participativos para que los ciudadanos se apropiaran del tema, pero la gente sigue desentendida. ¿Tiene usted opinión sobre estos asuntos?, ¿conoce las respuestas que ofrecen los candidatos a alcalde de su ciudad frente a ellos?

Credito
EL NUEVO DÍA

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