Panorama del sector gastronómico en Ibagué y el Tolima

Columnista Invitado

Para nadie es un secreto la difícil situación que enfrenta la hostelería, sector al cual pertenece el grupo restaurador o restaurantero. Ibagué y el Tolima no son ajenos a la situación, siendo la capital del Tolima una ciudad con una economía ligada en su mayoría al comercio, motivo que desencadena una gran crisis sin precedentes, crisis que ha hecho cerrar las puertas de todos los restaurantes de la ciudad y obligado a buscar la forma de comercializar sus productos por medio de los domicilios.
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Lo que muchas personas no conocen es que la venta por domicilios en la ciudad, escasamente genera un 10% como máximo de lo que generaría una venta en un día normal de trabajo en el establecimiento, en un principio se habló de la “reinvención” y de como los negocios debían procurar por sostener los empleos haciendo uso de los beneficios otorgados por el gobierno, beneficios que poco a poco se hicieron escasos y lejanos debido a que los bancos no ven al sector con garantías como para prestarles capital.

Esto ha generado una situación insostenible para cualquier empresa o negocio, debido a que las soluciones brindadas son endeudarse a un plazo medio para pagar nóminas sin recibir trabajo a cambio y sin operación, créditos que se deben asumir más adelante sin tener certeza de cómo evolucionará la economía.

En los últimos años he sido testigo de cómo Ibagué y el Tolima han generado un ´boom’ en el sector restaurantero, con siete años de experiencia he logrado evidenciar que muchas personas ven a los restaurantes como el negocio más sencillo para empezar con una idea de emprendimiento, sin duda, esto ha permitido ampliar nuestra oferta de conceptos y productos para visitantes y residentes y ha contribuido a un cambio cultural en el sector gastronómico, por otro lado ha originado una burbuja de sobreoferta en la ciudad y el departamento; concluyendo que la saturación de negocios en el sector no facilita la recurrencia de los clientes, a esto se suma que Ibagué y el Tolima no son precisamente puntos de referencia de altos ingresos por empleos formales, disminuyendo la capacidad de compra de los consumidores en el sector.

La situación actual sin duda es un gran reto para permitir entender a todos los participantes del sector si realmente sus empresas o negocios fueron creadas con una planeación estratégica, un concepto definido y una oferta de valor específica para clientes y visitantes que transiten por la capital musical y el Tolima grande o si por el contrario fue una idea o búsqueda rápida de generar un ingreso económico.

Es predecible que una vez se abran puertas, la economía podría tener una dinámica lenta; seguramente las ventas no sean las mismas de antes de la pandemia y para sobrevivir se tienen que forjar ciertas variables y medidas estratégicas que solo algunos lograrán, y los que lo hagan podrán llamarse sobrevivientes.

Actualmente el sector restaurantero está haciendo todo lo que está su alcance para sostenerse, pero este esfuerzo de nada sirve si el gobierno no contribuye a impulsar la economía; la administración actual encabezada por el gobernador Orozco tiene un llamado de los ciudadanos a promover el empleo, a lograr mostrar el departamento y su capital como puntos de referencia atractivos de inversión y generadores de proyectos que permitan a su vez fomentar empleos estables, contribuyendo a una mejor rotación y mejoramiento de la economía.

Son grandes los retos que afronta el sector y es claro que solamente realizando un trabajo en conjunto (público-privado) se lograra sortear esta coyuntura, el sector confía en que una vez se dé una reapertura, los residentes y visitantes vuelvan a frecuentar sus sitios favoritos, sitios que no serán reemplazados por entregas a domicilios o pedidos online, sitios que se han convertido en un tercer hogar, puntos de encuentro con nuestros familiares y amigos, lugares que nos recuerdan la celebración de una fecha especial. Estos espacios que tantos recuerdos nos traen y nos dan el gusto de cenar fuera de nuestros hogares, de probar bebidas y platos diferentes y compartir momentos alegres, son aquellos que sin duda hoy se ven vulnerables y con alto riesgo de cerrar sus puertas para siempre.

LEONARDO VALENCIA VARÓN

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