¡Los fariseos!

Columnista Invitado

Basta con detenerse un poco a analizar los más recientes sucesos ocurridos en nuestro país, para que sea absolutamente inevitable traer a la mente aquel pasaje bíblico que nos relata lo inverosímil del comportamiento social ante circunstancias, que aunque contraevidentes a la luz de la razón, resultan ser resueltas a partir de la emoción y lo pasional del momento.
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Pues bien, me refiero a aquel momento de la historia que versa sobre el juicio a Jesús, en el que él, previo a ser vapuleado, vilipendiado y reducido a una cruz, y de ser crucificado junto a un par de ladrones, a los que Marcos y Mateo en sus evangelios los llamaron “bandidos”, los mismos a quienes Lucas prefirió denominarlos “malhechores” pero que cualquiera que finalmente sea el calificativo para denominar a estos hombres, todo indica que no eran más que eso, un par de hampones y delincuentes pertenecientes -al parecer- a la banda de facinerosos encabezada por Barrabás.

Si, Barrabás… un personaje bíblico del que poco se conoce, pero que es la personificación de la falta de la recta razón en los hombres.  En el “juicio” realizado a Jesús, se llevó a cabo un acto que según se relata en el evangelio de Mateo, se presenta como un acontecimiento rutinario, el cual consistía, en la liberación de un preso a petición de la multitud, una amnistía por voluntad popular.

Pues bien, la muchedumbre consultada por el Gobernador Pilato - y a pesar de los esfuerzos de éste por una decisión contraria- al unísono decidió que se soltara a Barrabás, un insurrecto ladrón y criminal sentenciado a muerte y en espera de su ejecución, y por el contrario, arengaban que se ejecutara a Jesús, el mismo de la multiplicaciones de los panes y peces, el que había dado la vista a los ciegos y había puesto sus manos sobre los niños para bendecirlos, al mesías.

El apóstol Pedro se refirió a este curso desordenado del destino y uso de la razón manifestando que habían matado al autor de la vida, y en cambio habían pedido que se pusiera en libertad a un asesino. Nada diferente a lo que justamente ocurre hoy en nuestro país y  su lánguida democracia.

Son ya décadas continuas e incesantes de un permanente saqueo al Estado Colombiano por parte de unas élites políticas enraizadas, que para mantener ese control sobre el país, han acudido a todo tipo de estratagemas dentro de las que se incluyen alianzas con el narcotráfico y el paramilitarismo, con grupos gremiales y empresariales de considerable poderío económico, el fraude electoral, el asesinato de candidatos presidenciales, al hostigamiento, exterminio, persecución, estigmatización o cualquier otro tipo de acción, sobre sectores de la sociedad que les amenace mantener su estado “normal” de las cosas.

Hoy, cuando vemos una descarada persecución, instigación y señalamiento en contra de aquellas personas que confiesan la compraventa de votos como el caso de Aida Merlano y la “merlanopolítica”,  de aquellos osados investigadores que han revelado desde la Fiscalía General de la Nación la “ñeñepolítica”, de periodistas independientes que se han atrevido a llamar “Matarife” al más oscuro de los expresidentes que ha tenido el país en el último lustro; cuando se les notifican destituciones e investigaciones en contra de aquel Policía que se rehúsa a acatar órdenes infames de desalojos en tiempos de pandemia sobre ciudadanos pobres, desarraigados y sin techo, o de aquellos militares que valerosamente han denunciando a sus compañeros de milicia por violaciones a niñas indígenas; hoy, cuando vemos los ataques desde las instancias de gobierno a quienes se atreven a denunciar actos de corrupción en las ayudas humanitarias para paliar los efectos de la pandemia; cuando la propia Iglesia católica desautoriza a uno de sus obispos en nuestro país por llamar genocida a un Gobierno que como éste, claramente se ha opuesto a construir Paz estable y duradera, y en el que, la cifra de líderes sociales asesinados día a día aumenta... hoy  justamente hoy, no queda duda que ese pasaje bíblico en el que los fariseos pedían se soltase a Barrabás, cobra total vigencia.

Incendiarios, mentirosos, diabólicos, malos perdedores, almas llenas de rencor y odio, tóxicos, radicales, extremistas, entre otros, son algunos de los calificativos con los que los fariseos de nuestros tiempos, rotulan a esas personas que a través de sus voces advierten la debacle que experimentan nuestras instituciones y a la que asistimos como país. 

Bien lo entonan Richie Ray & Bobby Cruz en su famosa canción Los Fariseos ¡Crucificaron al Cristo y prefirieron un Reo… si al justo no respetaron cuídate tu caballero !… Así son los fariseos.

JUAN GUILLERMO HERNÁNDEZ

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