La paz de Petro y sus secuaces

Columnista Invitado

He venido analizando las declaraciones en redes sociales del senador Gustavo Petro, miembros de la Colombia Humana y sus seguidores; y cada día me sorprende más el odio que emanan, especialmente cuando se autoproclaman amantes de la paz.
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El presidente Duque anunció al país la creación de un estatuto de protección temporal para regularizar a los venezolanos. Esta disposición fue aplaudida por organismos multilaterales, líderes mundiales y por todos los sectores políticos del país, excepto la Colombia Humana. 

El senador Gustavo Bolívar, uno de los máximos exponentes de este movimiento, afirmó en Twitter: “A venezolanos los tratan como parias, los culpan de nuestra inseguridad que es endémica y centenaria y los excluyen de las vacunas. Pero como vienen elecciones Duque les ofrece nacionalidad…”

Con razón la senadora Angélica Lozano, quien hace parte de la oposición al gobierno, le replicó: “… La decisión de hoy del presidente Duque NO concede nacionalidad ni derecho al voto en general, menos en elecciones NACIONALES del próximo año”.

¿Era tan difícil reconocer una acción positiva del gobierno?

La política ha sido definida como el arte de negociación para conciliar intereses; también como el ámbito en el que el ser humano realiza y vive su existencia junto con los demás, organizando racionalmente su convivencia sobre la búsqueda común de los fines o bienes a los que aspira la sociedad: justicia, paz, bienestar económico, etc.

Desafortunadamente, nuestros líderes han desdibujado la intención de la política privilegiando a sus protagonistas y los partidos, anclados en la corrupción y en la simple intención de satisfacer sus propios intereses a través de fachadas populistas. Cómo avanzaríamos si nuestros líderes se sentaran y pactaran unos acuerdos mínimos para lograr el desarrollo del país y que lo construido no fuera destruido solo por ganar prestigio, votos y poder.

La oposición es fundamental en un sistema democrático donde el debido funcionamiento de pesos y contrapesos evita que se cometan abusos por parte de los gobiernos; pero esta debe ejercerse de manera responsable y buscando el bien común; no como una máquina de consecución de votos a como dé lugar.

El movimiento también anunció una etapa de madurez política para llevar a 55 senadores y 86 representantes al congreso. ¿Será que la madurez política se mide por los escaños en las corporaciones públicas? ¿No será madurez reconocer los aciertos de los demás y llegar a unos acuerdos mínimos para que logremos progresar en todos los ámbitos? ¿O respetar a quienes piensan diferente, como en el caso de Ángela María Robledo, que por no apoyar una candidatura que iba en contra de todo lo que ha luchado, como son los derechos de las mujeres, le cayeron en manada varios del movimiento? ¿O dejar de difundir noticias falsas en las redes sociales?

¿Será que para el movimiento Colombia Humana la política es el arte de denigrar?

CRISTINA PLAZAS

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