“… les fallé…”

Columnista Invitado

Gracias a la JEP la verdad sigue tomando forma. Dos coroneles, dos mayores, tres sargentos y un soldado vinculados al Batallón Contraguerrilla 79 reconocieron su responsabilidad y participación en la desaparición forzada y ejecución extrajudicial de al menos cuarenta y nueve personas que fueron enterradas como NN en el cementerio Las Mercedes de Dabeiba, Antioquia.
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El testimonio de los militares fue doloroso y desgarrador. 

Cumplieron órdenes directas de sus superiores en el marco de una política institucional que tuvo como propósito mostrar una falsa sensación de seguridad; y a cambio de un ascenso o de días de descanso reclutaron con engaños a personas en condición de vulnerabilidad para asesinarlas y luego presentarlas como guerrilleros muertos en combate.

Calcularon cada detalle para ocultar la verdad; llegaron al extremo de asesinar a sus propios compañeros por negarse a participar en esos crímenes de Estado. Con lo único que no contaron fue con la perseverancia y tenacidad de los familiares de las víctimas, y con la valentía de quienes se atrevieron a aceptar su responsabilidad en los hechos.

No hay duda de que los “Falsos Positivos” formaron parte de una política de Estado que hizo carrera en todo el territorio nacional en la que solo la muerte del enemigo contaba como resultado. La claridad y contundencia de las declaraciones de los militares implicados dejan sin argumentos a quienes insisten en negarlo todo revictimizando a las víctimas y a sus familiares. Como si la nefasta Directiva Ministerial 029 de 2005, cuyo contenido se conoció a finales de 2008, y las 6.402 víctimas de la Fuerza Pública entre 2002 y 2008 documentadas por la JEP no fueran suficientes para recordarnos esa dolorosa realidad. 

Efraín Enrique Prada Correa, comandante del Batallón Contraguerrilla 79 entre 2005 y 2006, fue uno de los oficiales que participó en la audiencia de reconocimiento de verdad ante la JEP. Les fallé, dijo avergonzado, refiriéndose a sus padres y a la sociedad. Juró defenderla y en lugar de eso le hizo daño. Pidió perdón frente a los familiares de las víctimas. También deberían hacerlo quienes dieron las órdenes, si es que tienen el valor y la gallardía de asumir su responsabilidad en los hechos, y el Estado mismo. Es necesario. Lo que pasó en Dabeiba la semana pasada fue aleccionador y un gran paso en punto de verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición.

Manuel de Jesús Rodríguez

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