¿Dólar a 3.500?

Columnista Invitado

Uno de los ejercicios más inútiles de las ciencias económicas consiste en intentar predecir el futuro a nivel de la moneda nacional, en nuestro caso, del peso respecto del dólar de Estados Unidos.
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No obstante, por estos días, la divisa colombiana ha recobrado protagonismo global al convertirse en la moneda con la mayor revaluación en lo corrido del año, 18,46 %, seguida por el peso mexicano (15,79 %), el real brasilero (9,93 %), el sol peruano (6,54 %) y el peso chileno (4,98 %). 

Si bien es cierto que las monedas de Latinoamérica no necesariamente se mueven en la misma dirección o en igual magnitud, durante años se observó una correlación muy estrecha entre el peso colombiano y el chileno, paralelismo que  es cosa del pasado. Desde las elecciones presidenciales del 2022, la realidad política de nuestro país se ha reflejado en una prima adicional de devaluación del peso frente al dólar cercana a los 700 pesos, que ha contribuido a desalinear la cotización de nuestra moneda frente a otras divisas de la región. 

Este año, sin embargo, los inversionistas han comprobado que el cambio de las reglas de juego que el candidato Gustavo Petro propuso en la campaña presidencial no era tan fácil de convertir en realidad por los contrapesos que caracterizan la economía colombiana, equilibrios que le mermaron la velocidad reformista que ostentaba la administración el año anterior. 

La revaluación del peso en lo corrido de este año, además de reflejar el contexto internacional, empezó a descontar el factor político local y redujo buena parte de la desalineación cambiaria con las otras monedas de la región. 

Los analistas cambiarios especializados aún ven espacio para una mayor convergencia del peso hacia otras monedas latinoamericanas, salvo el real, que en el mercado cambiario se mueve con una velocidad y magnitud distintas, como todo en Brasil. 

El mercado cambiario es consciente que aún estamos desfasados, y que el peso colombiano podría, en consecuencia,  romper el piso de los 4.000 pesos por dólar y situarse en 3.800, con movimientos laterales hasta los 3.500. Sin Petro, estaríamos como México, en 3.200. 

 

ANDRES ESPINOSA FENWARTH

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