Lágrimas de cocodrilo

Columnista Invitado

La reciente tragedia que afectó a Salomé, la niña asesinada esta semana en el enfrentamiento entre disidencias de las Farc y el ejército ha conmocionado al país. Sin embargo, es fundamental trascender las manifestaciones superficiales de duelo y enfrentar la realidad desgarradora que afecta a la niñez en Colombia debido a la guerra y el conflicto armado.
PUBLICIDAD

Aunque algunos líderes políticos expresan su afectación en discursos vacíos, la protección efectiva de los niños y adolescentes sigue siendo una tarea pendiente.

La comunidad internacional, a través de la ONU, ha advertido sobre la crítica situación en diferentes regiones de Colombia, donde los niños son víctimas del reclutamiento por parte de grupos armados. Un ejemplo alarmante es el caso de Guaviare, donde escuelas e internados han sido desfinanciados, dejando a los niños expuestos a un futuro incierto y peligroso.

La Defensoría del Pueblo también ha denunciado diversos casos de reclutamiento de menores de edad en distintas regiones del país, evidenciando la vulnerabilidad de los niños y adolescentes frente a la violencia y la inestabilidad causada por el conflicto armado.

 

Por eso me surgen varias preguntas:

¿De qué sirve que los funcionarios se pronuncien ante la tragedia, si el jefe negociador de paz del gobierno, Otty Patiño, considera que el reclutamiento es voluntario?

Además, ¿qué utilidad tienen los mensajes tardíos del presidente sobre Salomé, si no rechazó las declaraciones de Patiño ni ha condicionado cualquier negociación de paz con grupos armados al respeto y protección de los derechos de los niños y adolescentes?

Asimismo, ¿de qué sirve que los congresistas se muestren afligidos en redes sociales si nunca expresaron su oposición a las declaraciones del negociador de paz y, además, eligen a Didier Lobo como vicepresidente del Senado, a pesar de haber sido sancionado por la Procuraduría por irregularidades en contratos relacionados con la niñez?

Las palabras bonitas son inútiles si el gobierno ignora el llamado de las autoridades locales sobre el reclutamiento, como lo ha expresado el gobernador de Meta. Lo mismo ocurre con las manifestaciones de algunos alcaldes y gobernadores, que carecen de sentido si son socios de aquellos que se roban los recursos de los niños o lo permiten.

Es fundamental que los pronunciamientos se traduzcan en acciones concretas para proteger a la niñez colombiana. Exigimos coherencia y responsabilidad por parte de los líderes políticos para garantizar un futuro seguro y esperanzador para nuestros niños y adolescentes. No podemos permitir que sigan siendo vulnerables a la violencia y la explotación.

Exigimos un enfoque integral y coordinado entre el gobierno nacional, departamental, municipal y la sociedad civil para proteger efectivamente a la niñez colombiana. La tragedia en Colombia debe ser una llamada urgente para tomar medidas efectivas en su defensa. No podemos permitir que las lágrimas de cocodrilo y los discursos vacíos sean la respuesta a la vulnerabilidad de nuestros niños y adolescentes.

¡Es hora de actuar y proteger a la niñez colombiana! Debemos honrar a Salomé y a todos los miles de niños cuyas vidas fueron arrebatadas, así como a aquellos que aún se encuentran en peligro. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante esta cruel realidad. Es imperativo unirnos como sociedad y tomar medidas efectivas para garantizar un futuro seguro y esperanzador para nuestros niños y adolescentes. Ellos merecen una infancia sin miedo, con oportunidades y sueños por cumplir.

Adenda: Sobre la captura de Nicolás Petro: El tema para el presidente no está nada fácil. No es tan simple como decir que no lo crió o lamentarse como padre. Si las investigaciones demuestran la entrada de dineros mal habidos a la campaña y su injerencia en el gobierno, esto podría implicar responsabilidad política o penal para el presidente Petro. Recordemos las acusaciones de su mano derecha, Armando Benedetti.

La pregunta que siempre me voy a hacer es: si muchos sospechaban que Nicolás Petro andaba por malos pasos, por sus lujos injustificados, ¿por qué le permitieron entrar y ser determinante en la campaña?

FIN

Cristina Plazas Michelsen, exdirectora del ICBF

Comentarios