A las buenas o a las malas

Columnista Invitado

El ganar una elección presidencial se alcanza con una mayoría, pero cuando se gobierna se hace para todo un país.
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Esto parece simple pero, al parecer, el presidente Gustavo Petro no lo ha entendido, no solo porque sus discursos siguen teniendo tinte de candidato, sino porque desde su llegada al poder ha querido imponer su voluntad desconociendo los intereses y beneficios de todos los colombianos.

Para referirse a algunos de los hechos más recientes estaría bien empezar por la posición que ha tomado frente a las Empresas Promotoras de Salud -EPS- quienes no apoyaron su propuesta de reforma a la salud, y este terminó por no transferir los pagos de la UPC, (unidad de pago por capitacion), lo que las tiene sin liquidez y enfrentadas con los prestadores de servicios de salud - IPS. 

Como quien dice: si no hay reforma para acabar con el sistema que ha funcionado por más de 30 años, entonces los deja sin circulación de recursos para que se logre lo expuesto en el discurso del balcón el 1 de mayo: “Si el Congreso no apoya las reformas, las EPS morirán como un dominó, saliendo definitivamente del mercado, como un dominó que se cae, ficha tras ficha”.

Siguiendo con esta lista, está la presión por el control de las Cámaras de Comercio, donde el trofeo es la de Bogotá y su forma de conquistar la presidencia ejecutiva no es debatiendo  o argumentando la mejor opción de una terna, como han hecho todos los presidentes de la República: su propuesta es aprovechar que a través de su Ministro de Comercio, Industria y Turismo puede regular las tarifas de las matrículas mercantiles con lo cual las puede descapitalizar o tomar lo aprobado en el plan de desarrollo, para modificar las estructura del gobierno corporativo y así garantizarse una mayoría e imponer sus ideas afectando estructuras que han perdurado por más de 100 años.

Pero la que nunca nos imaginamos y que nos tiene conmocionados a todos es que si no logra la cabeza del presidente de la Federación de Cafeteros, Germán Bahamón Jaramillo, entonces le va a quitar el manejo del Fondo Nacional del Café (FoNC) a la Federación Nacional de Cafeteros, el cual permite la estabilidad y continuidad de este importante sector de la economia.

Mientras todo esto pasa, sigue negociando con las estructuras delincuenciales, dándoles beneficios y hasta nombrando algunos de sus lideres como “Gestores de Paz”. Por ello es pertinente elevarnos la siguiente pregunta: ¿por qué con los delincuentes sí puede negociar y dar beneficios y a los sectores productivos que le aportan al país solo les impone su voluntad?

 

EVA

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