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Esto lo entiende y lo disfruta la población, al participar en cada evento que se realiza en el país, desde los más tradicionales como el Carnaval de Negros y Blancos, el Carnaval de Barranquilla, el Festival del Mono Nuñez, hasta los más comerciales como el Festival Vallenato y la Feria de Cali. Para el caso de nuestro departamento, tenemos el Festival Nacional de la Música Colombiana, el Festival Folclórico Colombiano, que, además, son patrimonio cultural de la nación, sumado a otros de relevancia como el Ibagué Festival, el Mangostino de Oro, entre otros. Esta gran oferta de actividades culturales no solo logran su objetivo de preservar la identidad cultural de cada región donde se ejecutan, sino que fortalecen el desarrollo económico y contribuyen a la cohesión social.
En este contexto el rol del Gobierno Nacional es fundamental y por eso en 1997, el entonces presidente Ernesto Samper Pizano, creó el Ministerio de Cultura con el objetivo de establecer y supervisar políticas culturales, preservar y promover el patrimonio cultural colombiano en todas sus manifestaciones. Objetivo que, al parecer, se olvidó al actual mandatario por dar prioridad a temas más políticos o estar gastando el tiempo en proyectos y propuestas polémicas que no construyen sino todo lo contrario.
Acá el llamado al Gobierno Nacional es que le ponga atención a las regiones y no solo en lo que tiene pendiente en infraestructura, materia económica, social y en cada uno de los frentes que le corresponde. También debe priorizar el apoyo de la agenda la cultural que, apesar de contar con los recursos, no avanza como debería hacerlo, de lo cual se quejan constantemente los integrantes de la Red Nacional de Festivales, donde están representados la mayoria de eventos culturales de nuestro país, por la falta de prioridad en el trámite, el cambio de condiciones y los ajustes en los aportes económicos.
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