Los renegados sociales

Gramaticalmente, la palabra renegado es negar insistentemente las cosas; rechazar, protestar y criticar continuamente, inclusive el diccionario enciclopédico Larousee, lo significa como la renuncia a sus creencias y dice de la persona desabrida y maldiciente.

Aclaración realizada, porque en el contexto local existen una serie de renegados sociales, quienes con su comportamiento y acciones bien podrían estar relacionados con este concepto, los cuales estan en contravía con la sana convivencia ciudadana, entendida como la relación que se establece entre los individuos, implicando cierto grado de comunicación, cooperación y respeto mutuo, existiendo una conexión entre los sujetos y el entorno que genera un balance de armonía en la interacción del ser humano, con desenvolvimiento constructivo.

No se puede generalizar a una población o un grupo por el actuar agitador de unos pocos gregarios, quienes en su afán de llamar la atención, se comportan de forma agresiva y renegada ante su mismo entorno y coterráneos, convirtiéndose en sujetos que proyectan repulsión ante la conducta social, se vuelven distantes y rudos, pero en el fondo son personas con una enorme iniciativa, que bien podrían utilizar esa capacidad enérgica para aportar en la construcción de una mejor ciudad. Aún así, estos personajes existen, crecen y se mantienen firmes en la sociedad, con decisión de contrariar las normas básicas y todo principio de autoridad, comprometiendo el bienestar colectivo, produciendo resultados nocivos en el orden social; entre estos están el renegado a las obligatoriedades, el renegado a las leyes, el renegado a las estrategias, el renegado a la innovación, el renegado al cambio, el renegado a los avances significativos, el renegado a un futuro promisorio, etc. Hay quienes dicen que los renegados sociales buscan “pescar en río revuelto”, tejiendo una cortina de humo para esquivar sus funciones y deberes como ciudadano, siempre se les ve en causa de deslegitimar los principios de autoridad en todas sus facetas, maltratando las instituciones públicas y privadas, generando terror colectivo con apreciaciones subjetivas sacadas de la irreverencia de una mente perversa, utilizando canales y medios incautos para generar gran impacto en la batalla solitaria de desprestigio a políticas de autoridad, promoviendo afanosamente incertidumbre generalizada. Hay incautos que son instrumentalizados como facilitadores de estos renegados, que ante la garantía de derechos y libertades, utilizan la libre expresión como punta de lanza para deteriorar la imagen de una ciudad sin importar las causas y efectos que esto conlleva, pensando individualmente con propósitos de figuración pública y validación social.


Es evidente que la figura del renegado, está en todas partes y es deber de ibaguereños y tolimenses detectarlos, siendo una decisión única y particular de apoyarlos o no, seguir sus planteamientos, controvertirlos o buscar una forma sana e inteligente de reflexionar sobre otros mecanismos valiosos y productivos que existen para hacerse sentir positivamente ante la sociedad y reclamar derechos individuales y colectivos, aportando sus habilidades sociales en la construcción de una mejor ciudad.


Por todo esto, es importante reflexionar en un acápite de la encuesta de percepción ciudadana “Ibagué como vamos”, donde en una de sus preguntas ¿Qué tan orgulloso se siente de su ciudad?, vemos como Ibagué ocupa los últimos puestos con un 66 por ciento, comparada con otras ciudades de nuestro país, que por muchos años han soportado diversas expresiones de violencia, pero que nunca han dejado de mostrarse felices en su arraigo y por el contrario se enorgullecen siempre de su ciudad y entorno. DIOS Y PATRIA.


Credito
CORONEL FERNANDO MURILLO ORREGO (*)

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