Desgaste de la protesta beligerante

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Después de los hechos de alteración de orden social presentados en el sector del barrio Santa Helena, con personas que utilizaron las instalaciones de la Universidad del Tolima como punto de concentración para protagonizar indebidamente acciones de afectación a la tranquilidad y seguridad de la comunidad que reside en esta zona, es necesario hacer una reflexión, si éstos hombres y mujeres que sin mediar palabra alguna optaron por manifestar su inconformismo, lanzando elementos contundentes (piedras, botellas con gasolina y las denominadas papas bomba) contra integrantes de la Policía nacional, realmente lo hacen con una convicción y/o propósito de aportar soluciones a la sociedad.

Partiendo del principio de la buena fe y la presunción de inocencia de muchos jóvenes que hacen parte de esta alma máter, es evidente que algunos de éstos, son instrumentalizados por la capacidad de convocatoria de aquellos que buscan bajo la figura de la protesta, afectar única y exclusivamente su propia casa, destruyendo con sus acciones el recinto que los cobija a diario con el conocimiento; se hace referencia a “su propia casa” toda vez que al finalizar los disturbios, solo queda la huella del vandalismo, observando con abatimiento las heridas a esta universidad, dejando en el ambiente, un sinsabor, de saber quiénes son aquellos que no tienen amor por su propia casa, aquellos que aduciendo defender una causa, sólo generan desórdenes, sin sentido de pertenencia y respeto por el recinto que prepara a través del conocimiento a muchos jóvenes de esta y otras regiones del país.

Es claro que la protesta mediante la generación de disturbios no deja buenos resultados, máxime cuando muchos de los participantes desconocen el motivo real o el objetivo del evento que protagonizan, siendo un desgaste para ambas partes; por ello, si el propósito es apoyar una causa justa, sería muy oportuno que aquellos que convocan a la destrucción, generen espacios de diálogo para la construcción de propuestas claras, objetivas e innovadoras, utilizando esa capacidad de liderazgo para aportar de forma positiva a la generación de proyectos que orienten hacia el desarrollo de una conciencia de responsabilidad social y a la construcción de un mejor país para el mañana, evitando, continúe el círculo vicioso de protestas beligerantes y/o confrontaciones innecesarias.

El cambio es ahora, los futuros profesionales desde ya deben enfocar sus esfuerzos e ir construyendo un camino solido que les permita aplicar lo que ambiciosamente optaron por aprender en una universidad tan importante, reconocida y amada en la región; igualmente, aquellos que hoy ejercen su profesión y fueron hijos de esta alma máter, contribuyan en el fortalecimiento de caminos para la paz.

Destaco, que así como la seguridad es compromiso de todos, la cultura de la legalidad, es una responsabilidad mayor y compartida, se debe fortalecer, alimentar y mantener firme, no porque exista la amenaza de un castigo, sino por convencimiento totalmente personal; la decisión la tomas tú.

DIOS Y PATRIA

Credito
CR. ÓSCAR ANTONIO GÓMEZ HEREDIA Comandante Metib

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