Los jóvenes del campo

Eduardo Durán

Llama la atención la noticia de estos días, en donde se da cuenta de la intención del Gobierno de contratar una misión francesa, para aplicar un modelo educativo en el campo, que implique el mejoramiento de la productividad y constituya una herramienta para elevar el nivel de vida de las personas, al estilo del que se ha impuesto en ese país.

Creo que por fin estamos entendiendo la esencia de mejorar un modelo productivo, con el instrumento fundamental que resulta ser la educación.

Los habitantes del campo, han estado condenados a recibir una instrucción en condiciones precarias, en donde apenas algunos aprenden a leer y escribir, y otros, con condición de héroes, llegan a terminar su bachillerato y se quedan ahí sin haber aprendido nada útil para darle valor agregado a la actividad cotidiana de sus ancestros.

Por eso la inmensa mayoría de los campesinos colombianos viven en las mismas condiciones de hace un siglo o más, y sus descendientes están condenados a repetir un esquema sin que aparezcan las oportunidades, sin que llegue el progreso, sin que mejore la productividad, sin que puedan pretender salir de su esquema paupérrimo en que se desenvuelve su condición humana.

Al campesino hay que darle una educación básica y una técnica, para que se sienta involucrado a un proceso, para que la motivación pueda aparecer en su sistema productivo y para que pueda percibir las mejoras de un nivel de conocimiento que lo induzca a aplicar las nuevas tecnologías y a alcanzar metas ambiciosas.

Pero ese esquema educativo tiene que ser permanente en el tiempo, de tal manera que el talento de las personas esté sometido de manera constante a la asimilación de todo lo nuevo que va apareciendo, de todo lo que se dispone en los mercados para hacer las cosas mejor y de todo lo que signifique la evolución.

Por eso es que tenemos el panorama actual, en donde el que llega a tener algo de arrojo en el campo, lo primero que busca es la ciudad para alejarse de ese mundo injusto e inclemente que no está en condiciones de proporcionarle nada nuevo.

El día en que las juventudes rurales se sientan motivadas, capacitadas y asistidas por programas verdaderamente creativos y efectivos, ellas van a querer quedarse para trabajar por un verdadero progreso y por un futuro que vean cierto y dinámico.

Si este programa se implementa con la intensidad y la constancia necesarias, seguramente comenzará aquí un proceso importante para disminuir las desigualdades sociales.

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