La construcción del liderazgo

Eduardo Durán

La visita que hace al país el señor Tomás Chamorro, líder mundial en temas de liderazgo, ha servido para reflexionar sobre este tema, tan necesario para la buena marcha de las personas, de la sociedad, de las empresas y de los países.

En donde carece el liderazgo las oportunidades no son claras, pues la construcción de futuro requiere de una alta dosis de elementos consustanciales con la capacidad de transformación, para que las cosas puedan evolucionar y para que los resultados puedan ser perceptibles a los ojos de cualquier observador.

Se nos acostumbra a estudiar, a portarnos bien y a cumplir con unas tareas básicas, en donde lo extraordinario no figura en la agenda.

Cumplir, cumplir, cumplir. Pero es claro que ese esfuerzo tiene que ir acompañado de la creatividad, de la motivación y de un enorme deseo de hacer las cosas distintas, para obtener resultados halagadores y convincentes.

Todo en la vida es susceptible de poderse hacer mejor, de incorporarle valor agregado, de transformarlo definitivamente y ese debe ser el reto para todas las personas.

El señor Chamorro nos dice que de cada 100 personas 10 o 12 llegan a tener condiciones de liderazgo, lo cual implica una realidad opaca, lamentable e inconsistente con la esperanza de futuro.

Pero lo triste del caso es que muchas personas que llegan a alcanzar posiciones importantes en un escenario de dirección, rápidamente suelen caer en errores que terminan desdibujando el sentido de sus logros. Fácilmente se vuelven personas arrogantes, no toleran la crítica, no hacen caso de los inconformismos y se olvidan de oír permanentemente a sus equipos de trabajo y solo los reúnen para impartirles instrucciones y no para construir conjuntamente escenarios.

Chamorro nos dice que lo mejor para generar liderazgo es el poder encontrar un buen mentor, un buen guía, un espejo que proyecte permanentemente esos elementos indispensables para complementar las tareas y para ejecutar las acciones.

Mentes llenas de optimismo y de información, capaces de generar un entusiasmo que construya permanentemente. Las mentes negativas suelen detener los procesos, abandonarlos o llenarlos de obstáculos.

El líder se forma, y en esa formación tienen que participar todos los integrantes de la sociedad: padres, maestros, jefes, compañeros de labor. Y en el proceso es necesario auscultar elementos de medición, para saber qué estamos formando y con quienes estamos contando.

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