El triste y humillante día del periodista

Eduardo Durán

Cuando esta semana el calendario nos señalaba la conmemoración del día del periodista, un juez en Venezuela cometía el acto más atroz contra el periodismo de ese país, contra la libertad de prensa y contra la libre expresión a que tienen derecho todos los ciudadanos.
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Ese mezquino, sórdido y perverso juez, decidió dictar sentencia contra el diario El Nacional de Caracas, a quien el régimen de Nicolás Maduro y su secuaz, Diosdado Cabello, denunciaron por difamación, al no estar de acuerdo con la información que ese medio publicaba en contra del gobierno totalitario y despótico.

La sentencia no pretendía otra cosa que desaparecer por completo el diario, y el juez de marras, decidió que debía indemnizar a los demandantes con la suma de 13 millones de dólares para aliviar a estos oprobiosos señores, de acuerdo con lo que había dispuesto el Tribunal Supremo de Justica de ese país, un órgano al servicio del régimen, que obró de manera descarada, tal como lo han evidenciado en todos los casos de que se ha ocupado.

Ese juez dispuso que todos los bienes del diario El Nacional, incluido sus terrenos y edificio, pasaban a manos de los señores mencionados; y lo hizo omitiendo elementales derechos procesales, y desde luego atropellando la garantía de la legitima defensa.

¡Qué horror! Nunca pensamos que en pleno siglo XXI se hubiera dictado una sentencia tan oprobiosa contra la libertad de prensa y contra el derecho a la propiedad privada. Y para mas humillación, lo hacían cuando el mundo entero celebraba el día del periodista y toda la comunidad internacional se dedicaba a exaltar la libertad de prensa.

Una medida propia de regímenes feudales, o de locos como Nerón, cuando mandó incendiar a Roma, mientras bebía vino y se moría de la risa.

Y con esta medida, encontramos muchas más amenazas a la libertad de prensa en América Latina: en Nicaragua, en Argentina, en Bolivia y en otras partes, en donde la preocupación debe ameritar la conformación de una corriente mundial en defensa de la institución fundamental del periodismo libre.

Una sociedad que no esté dispuesta a defender la libertad de prensa, será presa de todos los despropósitos posibles. Ya lo dijo con toda claridad el pensador Rodolfo Walsh “El periodismo es libre, o es una farsa”.

Con este lamentable y horrendo hecho, quedan notificados todos los medios de comunicación de Venezuela sobre lo que se les viene encima: expropiación, humillación, ruina y cárcel, conformarán el destino de quienes se atrevan a pisar el escenario de la contradicción. El espacio es ahora solo para los maquilladores y para todos aquellos aduladores y corruptos, a quienes les pasa por las narices el oprobio, la iniquidad y el crimen, mientras aplauden a los horrendos dictadores de hoy.

Eduardo Durán.

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