El dólar sin techo

Eduardo Durán

El incremento del precio del dólar nos debe tener muy preocupados a todos los colombianos, pues no solo afecta a quienes realizan transacciones en esa moneda, sino a todos los colombianos que ven reflejada la situación en el crecimiento de precios que lleva ese componente, y también en el impacto de la deuda externa, que se paga con los impuestos de todos los colombianos.
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Esa deuda externa, precisamente llega a los US$176.000 millones, representando el 50.7% del PIB; y si tenemos en cuenta que la devaluación ya supera el 22% en el último año, pues esa desvalorización de nuestra moneda significa que todo lo que debamos en dólares, inmediatamente se ve incrementado en esa proporción. Es cierto que es un fenómeno que está atacando al mundo entero, pero debe llamar la atención que nuestra divisa es hoy la mas devaluada de América Latina, situación que debe preocupar bastante, pues indica que somos mas pobres, y que el escenario negativo nos está afectando más que a los demás.

En medio de este estado de cosas, es bueno hacer el examen de por qué hemos llegado a ese deplorable escenario, y encontramos que la incertidumbre que nos ha invadido ante la falta de seguridad frente al futuro, es sin duda un marcador que pesa bastante. Cuando no existe un alto nivel de confianza, los inversionistas comienzan a observar otros horizontes para colocar sus capitales, frente a la expectativa de mayor rentabilidad, y sobre todo de mayor seguridad.

Eso genera una demanda de dólares, para poder sacar los capitales del país, y esa demanda de inmediato sube el precio de la divisa, ante la escasez que se genera en el mercado. Por otro lado, cuando el panorama está enrarecido, el capital de la inversión extranjera se ahuyenta, y al no llegar, las reservas no tienen una fuente para incrementarse, lo que hace que el precio de la divisa no sea sostenible por la carencia de ingreso.

Y otro aspecto verdaderamente preocupante, es su repercusión en el costo de vida, lo que genera el incremento de la inflación, y por lo tanto una repercusión en el bolsillo de los mas débiles. Muchos de los componentes de la canasta familiar tienen una fuerte dependencia del dólar, comenzando por la harina con que se fabrica el pan.

Y ni hablar del precio de la gasolina, ya que buena parte de la que consumimos es importada, y al tener una injerencia directa en los costos de transporte, eso significa que todo lo que conlleve fletes sube de precio.

La confianza, es entonces el factor principal que se ha identificado en este escenario, y todas las acciones deben apuntar a su restablecimiento, de tal manera que sea posible bajarle la temperatura a los dueños del capital, tanto nacional como extranjero.

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EDUARDO DURÁN GÓMEZ

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