Vuelos llenos, tarifas altas

Eduardo Durán

Las aerolíneas que prestan el servicio en Colombia, pareciera que están empeñadas en recuperar las pérdidas ocasionadas por la pandemia, en el menor tiempo posible, y lo hacen por la vía de tarifas altas y cobros adicionales, así hayan recuperado la normalidad en la operación.
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Lo que hoy observamos, es un escenario de aviones llenos, en donde sus pasajeros han cubierto tarifas bastante elevadas, con el agravante de que ahora les cobran unos adicionales que antes no pagaban, lo que hace que ese tiquete termine costando todavía mucho mas.

Ahora entramos a la era de boletos que no contemplan equipaje, pero que sin embargo son costosos. Si quiere llevar una maleta pequeña, tiene un valor; si la maleta es de cierto tamaño, otro precio adicional, situación que se refleja también en la ubicación de la silla: entre mas adelante mayor el valor del trayecto.

Pero a esto se le debe sumar que, si quiere el tiquete con posibilidad de cambio, también tiene que pagar un adicional, o de lo contrario pierde lo invertido. Además, en los vuelos ya no hay refrigerio, y las tarjetas de millas, así sea con un estatus alto como el de Diamante, no dan derecho a entrar a la sala VIP; si lo hace, tiene que pagar un costo adicional o someterse a una reducción de las millas acumuladas.

A todo esto, debemos agregar las cancelaciones inesperadas de itinerarios y también los eventos en que la aerolínea resuelve juntar dos vuelos, ocasionando el desbarajuste de los horarios y sin llegar a ofrecer las disculpas del caso, o las compensaciones debidas.

Una de las grandes expectativas que tiene el país, dentro de la reactivación económica, es la de poder fortalecer el turismo en las regiones, y nos encontramos con una talanquera bastante grande, que resulta ser el abuso en las tarifas aéreas. Lamentablemente la topografía nacional es muy complicada, y a esto se suma el mal estado en las vías, que además se han visto azotadas por un permanente invierno; igualmente este es un país que no tiene transporte férreo, y el fluvial, es absolutamente insignificante, lo que quiere decir que el desplazamiento aéreo resulta ser la principal alternativa de viaje.

Creemos que las autoridades aeronáuticas deberían estar más pendientes de esta situación, pues todo parece indicar que las aerolíneas están cómodamente situadas en el escenario del gana-gana, mientras que el usuario se encuentra totalmente desprotegido.

Además, debe existir un anuncio en todas las ventanillas de atención, en donde indique claramente cuáles son los canales de reclamación y exigir a las empresas más responsabilidad en la atención del usuario, que generalmente tiene que soportar un calvario para que sea atendido telefónicamente. ¿Cuándo tendremos una política plena de cielos abiertos, para que una verdadera competencia acabe con todos estos flagelos?

Eduardo Durán

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