Volando bajo

Eduardo Durán

Como la famosa canción mejicana “vengo volando bajo” así es precisamente como podemos contemplar a la aerolínea Avianca, que por estos días cancela abruptamente vuelos, retrasa exageradamente otros y atropella a los pasajeros al no brindarles información oportuna, dejarlos plantados en condiciones inhumanas en aeropuertos y al perturbar toda la actividad nacional que depende del transporte aéreo.
PUBLICIDAD

 

Todo ello con la preocupación de que esa aerolínea tiene más del 50 % del mercado, en donde podemos deducir la alta dependencia que tenemos de una sola empresa en un servicio tan fundamental. La propia Superintendencia del ramo tuvo que intervenir de manera enérgica ante la irresponsabilidad con que se ha venido manejando el servicio.

Parece increíble que una empresa de 100 años de existencia tenga esas contingencias y no pueda contar con la capacidad operativa para atenderlas de manera oportuna y exitosa. Siendo la compañía más antigua en el ramo y la de mayor poder en el mercado, nos deja muy mal parados frente a los usuarios nacionales e internacionales, que de manera asombrosa tienen que contemplar esta ineficiencia.

Tuve que ser víctima, y a la vez testigo, de la manera tan irresponsable como Avianca ha manejado los momentos de crisis en el servicio por estos días. Cuatro cosas tienen que ocurrir: primero que todo, una obligada explicación a lo que realmente está pasando. Segundo, una acción de reparación y de no repetición. Tercero, un pronunciamiento enérgico de parte de las autoridades de vigilancia y control. Y cuarto, una determinación del gobierno para que amplíe su política de cielos abiertos, de tal manera que no exista una dependencia tan alta de un solo operador, pues al fallar, pone en crisis a todo el sistema y queda el servicio patas arriba, como lo acabamos de comprobar de manera dramática.

Y no se pueden quejar de los ingresos; el transporte aéreo es uno de los sectores de mayor crecimiento después de la pandemia, y las tarifas no son para nada baratas, además de que eliminaron una cantidad de servicios, pues al pasajero, así sea en primera clase, no le ofrecen ni un vaso de agua, y los espacios entre sillas son tan reducidos, que los viajeros frecuentes pronto van a tener que acudir a una reconstrucción de rodillas.

El servicio de transporte aéreo es fundamental para el país que, debido a una topografía bastante abrupta y a unas distancias tediosas, el avión resulta ser el instrumento más efectivo para transportarse. Además, si se piensa en que el turismo va a ser el gran motor de la economía, muy lejos estaremos de lograrlo.
 

Eduardo Durán Gómez

Comentarios