¿Estamos listos para una crisis como la española?

Colombia, en medio de su bonanza energética y ante el reto del TLC, no puede sentirse inmune a la crisis Europea.

La crisis financiera española no es aislada; por el contrario, su desarrollo tiene un hondo calado en la relación de Europa frente a la deuda pública. España es importante, pues su manera de afrontar la crisis puede ser un modelo para países más débiles que están en situaciones similares y además, porque ella misma se erige como uno de los principales representantes de la Zona Euro. En efecto, los análisis sobre la crisis financiera en Europa han tratando de manera conjunta a Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España. Sin embargo, teniendo en cuenta que España tiene una economía más grande y una deuda pública menos problemática, muchos analistas consideran que tiene mejores condiciones para enfrentar la crisis y que podría convertirse en modelo.

Por el contrario, si España se declara incapaz de hacer frente a los pagos de deuda pública, los inversionistas podrían perder la esperanza en otras economías que están en crisis y migrar sus capitales fuera de Europa. Esto podría producir que aquellas economías europeas que aún no han solicitado rescate financiero lo hagan y al mismo tiempo, que aquellos países que ya han solicitado rescate, enfrenen su proceso de recuperación. Por otro lado, España es vista en el mundo como uno de los representantes más fuertes de la zona del Euro. En su calidad de miembro fundador, siempre se ha considerado uno de los países más poderosos de la zona, junto con Francia y Alemania. Por este motivo, si España es incapaz de pagar su deuda pública, los analistas prevén que todas las demás economías de la zona estarían en peligro, en un efecto dominó sobre Italia y luego Francia.


Dada la relevancia de la situación española, me parece importante rescatar lecciones aprendidas de otras latitudes que han experimentado situaciones similares. Me refiero al caso latinoamericano de los anos 70 y 80, que se caracterizó por préstamos irresponsables asumidos frente a prestamistas externos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) sin atender los impactos sociales de sus medidas económicas. Es importante recordar que como resultado de las políticas de austeridad y las reformas estructurales recomendadas por el FMI, los gobiernos de América Latina de la época lograron reducir la inflación, aumentar las exportaciones y atraer inversiones extranjeras, pero también se adquirió una deuda social de pobreza y desigualdad, que aún está pendiente en la región.


La experiencia que dejó nuestra crisis financiera fue el reconocimiento de que las políticas adoptadas no deben responder únicamente a un análisis en términos de déficits presupuestarios sino también a factores cruciales como tasas de crecimiento estables y empleo, que busquen asegurar además del desarrollo económico, el desarrollo social del país. Colombia, en medio de su bonanza energética y ante el reto del TLC, no puede sentirse inmune a la crisis Europea. Es tiempo de aplicar la política anticíclica para que, una eventual crisis en Colombia, no se vaya a sentir como la ola invernal que recordamos, y para la que no estábamos bien preparados.

 *Senador

Credito
JUAN MANUEL GALÁN P.*

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