Bogotá post Petro

El mes de enero se termina, y el Alcalde Petro, pero sobre todo Bogotá, enfrenta un panorama desalentador. Sondeos de opinión muestran que el 68 por ciento de los bogotanos desaprueba su gestión y un número significativo de ciudadanos ha iniciado el proceso de revocatoria de su mandato.

Muchas son las críticas sobre improvisación e incapacidad gubernamental y operativa del Distrito para cumplir sus obligaciones. La más importante se refiere a la nueva empresa de aseo de Bogotá, que llevó al Alcalde a anunciar que no renovaría los contratos de recolección con las empresas vigentes, aunque meses más tarde, frente a la parálisis en la ciudad de la prestación del servicio y la visible acumulación de basura en las calles, el mismo Alcalde, debió solicitar la ayuda de aquellos a los que había inicialmente despreciado. Además de esto, otras medidas han causado polémica como el alquiler en Estados Unidos de camiones compactadores que resultaron ser vehículos usados, en mal estado y llenos de desechos provenientes de su país de origen.

Aquí, es evidente la ausencia de planeación, la crisis de confianza y movilidad que enfrentan los capitalinos. Bogotá es hoy día un espacio caótico, desordenado y desmoralizado. Como si esto fuera poco, hemos recibido ya las facturas del cobro de un impuesto de valorización por obras que no se hicieron ni se sabe, de acuerdo con la reciente amarga experiencia, si se harán.


Al parecer nos encontramos frente a una ciudad que pese a su gran población y su peso económico de lejos mayoritario en el PIB colombiano, no está evolucionando de acuerdo con las necesidades de los capitalinos sino al vaivén de las ambiciones y la improvisación de sus dirigentes locales. La planificación ya no es un accesorio lujoso para la institucionalidad sino más bien, una herramienta necesaria para lograr una gestión centrada en las necesidades de sus habitantes y en la promoción de una vida colectiva más allá de los problemas de personalidad que tenga el Alcalde de turno y su gobierno. Bogotá es un patrimonio de todos los colombianos, nuestro destino está en todas las regiones ligado al de Bogotá. Si a Bogotá le va mal a Colombia le va mal. Es hora de asumir un compromiso nacional por Bogotá.

Credito
JUAN MANUEL GALÁN Senador

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