Sin cultura de legalidad, imposible la seguridad

Mucho se habla sobre el proyecto de crear un Ministerio de Seguridad Ciudadana. El Gobierno nacional ha dicho que será una herramienta clave en la etapa de postconflicto; otros, han cuestionado la utilidad de una nueva institución sin tener claro su contenido misional y político; en lo que todos estamos de acuerdo, es que los problemas de seguridad en Colombia han cambiado.

Mucho se habla sobre el proyecto de crear un Ministerio de Seguridad Ciudadana.  El Gobierno nacional ha dicho que será una herramienta clave en la etapa de postconflicto; otros, han cuestionado la utilidad de una nueva institución sin tener claro su contenido misional y político; en lo que todos estamos de acuerdo, es que los problemas de seguridad en Colombia han cambiado, y que hay nuevos retos urbanos que debe enfrentar la Fuerza Pública.

Hoy nos enfrentamos a organizaciones criminales que han tomado ventaja de la globalización de la economía y los avances tecnológicos en los sistemas de comunicación y trasmisión de información. Crean mercados internacionales de bienes y servicios ilícitos, penetrando a una sociedad colombiana en la que prima una cultura débil de legalidad y que percibe instituciones de justicia corruptas y poco confiables.

En este contexto, la pregunta no es si crear o no un Ministerio de Seguridad Ciudadana, sino cual será la sustancia que va a tener ese ministerio. En otras palabras, más que respuestas, el nuevo proyecto debe promover nuevas preguntas, como por ejemplo: ¿Qué es lo que necesitamos de la Policía nacional, en una etapa de postconflicto?, ¿Cuál va a ser su relación con el Ministerio de Defensa?, ¿Cuál es la entidad más idónea para vigilar y auditar a la Policía nacional? ¿Cómo seguimos civilizando a la policía, en oposición a una larga tradición de policializar cualquier manifestación de la vida civil?.

Estas preguntas deben hacer parte del nuevo diseño institucional y deben ser oídas y respondidas por la sociedad civil, para que podamos captar la necesidad ciudadana y las expectativas de los colombianos sobre el futuro de una institución que ha sido tan cercana al conflicto armado. El futuro de la Policía nacional se convierte en un eje fundamental de la transición hacia la paz. Creemos que es fundamental vincular al individuo y a la opinión pública en esta decisión, pues ahora más que nunca, necesitamos que todos los colombianos acordemos un nuevo papel para nuestra policía, aprendamos a  cumplir la norma sin la coacción de la autoridad o lo que es lo mismo, afiancemos una cultura de la legalidad que no permita nunca más situaciones de abusos y violencia en nombre de la seguridad nacional. 

Credito
JUAN MANUEL GALÁN PACHÓN Senador de la República

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