Imposible pensar que es posible lograr el desarrollo de un país sin tener en cuenta su cultura, la educación, la investigación y la justicia. Suena ya a dicho popular. La cultura, que desde el siglo pasado la Unesco propuso como parte fundamental de los planes de desarrollo, sigue siendo la cenicienta – para no utilizar el término que se están imaginando –del paseo. El presupuesto del  Ministerio de Cultura disminuye mientras sobra plata para las escopetas En la mayoría de los departamentos y los municipios la cultura no pasa del espectáculo y la improvisación. La educación no ha salido de las promesas. Se educa para competir sin formar para servir, es más importante sacar mano de obra calificada que formar verdaderos profesionales, humanistas, innovadores, investigadores, creadores y pensadores en el futuro del país. La educación básica sigue corta en pertinencia. La reforma sigue en pañales.

Lamentable, por decirlo menos, la situación de Colciencias. Reducción de su presupuesto para apoyar investigaciones y formar investigadores. La universidad  pública hace investigación con las uñas y a las instituciones científicas que hacen investigación más que apoyo les ponen palos en las ruedas. A este paso queda difícil aprovechar el recurso humano existente y lograr el avance científico que requiere el país.

¿Hasta qué punto se puede hablar de justicia en un país donde se ha legislado para favorecer a los criminales ya la corrupción? Agua bendita para los paracos, los parapolíticos, los especializados en robar dineros del Estado, para los que masacran campesinos e indígenas para robarles la tierra y para quienes llegan al parlamento a legislar en beneficio propio. El intento de reforma a la justicia puso las cartas sobre la mesa. Un fiscal haciendo mandados politiqueros. Un procurador de agache. El Gobierno, con ministro de justicia como vocero, impulsando un salto sin garrocha para pasarse por la faja valores como la ética, la moral y la justicia. Un parlamento actuando, en su gran mayoría, como una pandilla de vulgares delincuentes, con la vergonzosa representación del Tolima en manos del representante Osorio y el senador Laserna, quienes dieron su voto a favor de ese intento de homenaje al crimen y la corrupción. No se le pueden pedir guamas a un palo de limón y los electores  de estos personajes deben procurar no tragar sapos tan grandes y tan venenosos.

Y cuando se esperaba un intento del parlamento por medio limpiar su sucia imagen, este, con  un cinismo bellaco y desafiante, elige como presidente de la comisión I de la Cámara a Gustavo Hernán Puentes, uno de los conciliadores del intento de reforma que la opinión pública mando al carajo. El mansaje es demasiado claro en lo que tiene que ver con cultura, educación, investigación y justicia. Pero el ambiente se oscurece más cuando se da vía libre a la minería que acabara con los recursos hídricos y convertirá en desiertos varias zonas agrícolas del Tolima. Pero se pondrá totalmente negro si quienes desean la transformación del país no se atreven a opinar y a manifestar la inconformidad con lo que han impuesto los  corruptos y a exigir sus derechos.


Ñapa 1.-Juan Manuel Santos se la hizo a Uribe por debajo de la ruana. Roy Barreras se la está haciendo a Juan Manuel Santos.

Ñapa 2.- ¿Qué puede esperar un país de un movimiento liderado por el condenado Invercolsa Londoño y el primo de Pablo Escobar?

Ñapa 3.-No le pueden perdonar a Piedad Córdoba ser mujer, negra, su colaboración exitosa en la liberación de secuestrados, sus denuncias de crímenes de Estado, su valiosa participación en la defensa de los derechos humanos y la defensa de las minorías... Solo descansaran cuando logren su asesinato. No está por lo demás, o por lo menos, manifestar que como defensor de los principios de mi partido, el conservador, y como integrante de una organización ecuménica defensora de los derechos humanos me declaro solidario con la lucha de la Negra Piedad.

Ñapa 4.-Agosto: medio ambiente y música. El primero, protesta contra mega minería, en Cajamarca. Del 17 al 20 el Mangostino de Oro en Maririquita. Una fiesta a la vida que si se la pierde es por pendejo