Berracundeo: Pesebre

Mitra, el dios más conocido de la religión persa, anterior a Zaratustra, nació en una cueva un 25 de diciembre, como la mayoría de los dioses solares. Allí fue adorado por pastores y magos. Su religión se extendió a la India y al Imperio romano y en sus templos era común encontrar la representación de un toro.

En las religiones paganas jugó papel importante el ciclo agrario que correspondía al ciclo estacional y se creía que en el solsticio de invierno nacía un nuevo sol, el Sol Invicto, el 25 de diciembre.

Lo del toro y sus versiones: Algunos lo relacionan con Dionisos, el hijo de Zeus que para evitar ser asesinado por los titanes se transformaba en un caballo, un joven, una serpiente y que cuando se transformó en toro fue víctima de los cuchillos de los titanes siendo este el origen del dios Toro Dionisos.

Para otros, la sangre del toro aseguraba la vida eterna de los seguidores de Mitra y sus dídimos ayudaban a mejorar la fertilidad de quienes los consumían.

Por otro lado vemos a Tauros, el toro, como segundo signo zodiacal y no falta quien nos recuerde que los pastores no sacaban a pastar sus ovejas en el frío de invierno y posiblemente llevaban vacunos.

El mitraismo llega hasta el siglo IV, cuando el cristianismo se convierte en la religión oficial del imperio romano, fue en el mismo siglo que esta iglesia, con el papa Liborio, adopta el 25 de diciembre como día de nacimiento de Jesús y, para algunos se inicia la configuración de Jesús-Cristo al modelo pagano de los dioses solares.


En el siglo XIII (1223) se le ocurrió a San Francisco de Asís representar en vivo el nacimiento de Jesús, construyendo una casita de paja, metiendo los personajes del pesebre y ambientando con un buey y un asno.


Creo que este cuento es la fuente de mis mejores recuerdos de infancia y de juventud y es por esto que me opongo a la modernización del pesebre, tanto como me niego a aceptar la comercialización de la Navidad.


Añoró la elaboración del pesebre en familia y con la comunidad, los faroles de la Inmaculada Concepción, los aguinaldos, la novena y las viandas como factor de una alegría compartida sin linderos sociales o religiosos.


Del carajo la rejuvenecida que me pegué la semana pasada acompañando a los vecinos de Irazu en su hermoso despliegue de faroles, integración de la comunidad con natilla, buñuelos, bizcochuelo y místela.

Felicitaciones a los habitantes de ese bello sector de la ciudad, por rescatar los faroles el día de las velitas y por dar un ejemplo a ser seguido por los ibaguereños.

No puedo aceptar que desaparezca el asno del pesebre porque le quitan figuración a uno de los personajes del Tolima, un departamento lleno de burros convertidos y aceptados como próceres de la corrupción y el engaño, tan jodido que el Mohán fue sustituido por un ladrón.

Quitarnos del pesebre a los pastores es negar la representación a los campesinos siempre olvidados y víctimas del despojo violento de sus tierras y desconocer su aporte al bienestar de los tolimenses.


Ni po´el carajo se puede tolerar el atentado contra nuestras comidas tradicionales desapareciendo del pesebre al buey, el pobre toro al que le han quitado las partes nobles tan utilizadas como fortificante o estimulante de faenas no gratas para los cuidanderos de harenes. El buey es la imagen fiel de los politiqueros que superan en oratoria. ¿Reyes magos andaluces? Pamplinaadas! Que los reemplacen por astrólogos que fueron los que se acercaron al pesebre el 21 de abril o el 20 de mayo y no el 25 de diciembre.     De pronto agregaría otras figuras.


Un par de lagartos, así sean tan insoportables como los periodistas que prostituyeron el periodismo regional. Metería una mesita con jueguitos de azar para que no olviden que estas han sido fuente de enriquecimiento de empleados corruptos. Colgaría una jaula para un par de pajaritos, pero de pronto se meten uno que se robaría hasta el nido. Daría un espacio para que algunos historiadores escriban sus historias sobre peculado, abuso de confianza, falsificación y violencia. Le pondría mucha vigilancia para evitar que llegue un contratista y se lleve hasta el Niño Dios y después me dejen con el buey-
Ñapa.-La ley 100 y la corrupción sepultaron el derecho a la salud de los colombianos, hasta el punto que hay facultades de Medicina sin hospital universitario. Lamentable que los profesores y estudiantes afectados, como en el caso de la UT, no asuman la responsabilidad social y profesional a la que están obligados en defensa de sus derechos y de la salud de los colombianos.

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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