La enjalma y el huevo

No tienen lógica los recortes de aportes oficiales al Festival Folclórico con argumentos presupuestales. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación y eso crea obligaciones de la Nación, el Departamento y el Municipio.

No tienen lógica los recortes de aportes oficiales al Festival Folclórico con argumentos presupuestales. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación y eso crea obligaciones de la Nación, el Departamento y el Municipio. Si lo que se quiere es una reorientación del evento para recuperar su carácter de fiesta popular, verdaderamente folclórica, lo recomendable sería hacer los cambios que se consideren convenientes, o condicionar los aportes para conservar su esencia  de Patrimonio Cultural. Claro que una cosa piensa el burro y otra el que lo enjalma, especialmente cuando se trata de temas culturales. Este caso podría servir para mirar lo que pasa con las fiestas populares en el Tolima, tan carentes de orientación y de apoyo. Con un aporte lagarteado y no planificado para una francachela, creen que benefician la cultura, sin pensar en los objetivos de la fiesta popular.

La Rumba Criolla del Fresno, así fuera solo por recordar a Milciades Garavito, debería merecer la atención que no tiene de los organismos oficiales responsables de la cultura. Todavía hay amigos del tiple que esperan el reconocimiento de lo que significa para la historia de este instrumento y de la música criolla el Mangostino de Oro de Mariquita.

Blanquita Álvarez, Misael Devia, Fulgencio García y Raúl Montaña son tan Purificación como su San Juan, declarado Patrimonio Cultural del Tolima, algo ignorado por la Administración Municipal, con deudas por pagar de la celebración del 2012, y la Dirección Departamental de Cultura. 

Menos mal que hay pistas para averiguar dónde se encuentran las enjalmas que seguramente no las tienen los responsables del atentado contra el periodista Ricardo Calderón de Semana, contra la libertad de prensa y contra la libertad de expresión. A lo mejor están refundidas entre los manuales escritos por el magistrado Rojas Ríos sobre evasión de impuestos y apropiación de dinero de los clientes. Y todavía hay quienes preguntan por qué se jodió Colombia.

Ñapa. El creyente tiene como guía los Libros Sagrados y el ciudadano la Constitución, ley de leyes de su país. Son cosas muy diferentes que no se pueden confundir. El creyente no puede violar la Constitución con argumentos sacados de los libros sagrados y la Constitución no permite violar los derechos de los creyentes. Cada uno tiene sus límites que es lo que no parece entender un purpurado, que quiere impedir que los notarios formalicen  uniones entre personas del mismo sexo, algo permitido legalmente. Solemne pendejada, quemando tiempo en maricadas, cuando la Iglesia y el país tienen grandes problemas por resolver.    

Credito
HECTOR GALEANO ARBELAEZ

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