Criminal ejemplar

El 28 de febrero de 2006 en mi columna “Crimen sin castigo” escribí “El único conservador que ha sido Fiscal General de la Nación no actuó como la cabeza de la lucha contra la delincuencia y la impunidad sino que se puso al servicio de ellas”.

Hacía referencia a un canoso personaje que ejerció su cargo como un vulgar criminal, es considerado internacionalmente como ejemplo de violación de los derechos humanos y de corrupción, con un arrume de investigaciones en proceso de “refundición” en la llamada Comisión de Absoluciones y ahora investigado por “supuestos” vínculos con los paramilitares, el bellaco Luis Camilo Osorio. Pasado siniestro. Un perfecto candidato para la lista de los refundadores.

“Fiscalía General de la Nación. Una esperanza convertida en amenaza: balance de la gestión del Fiscal Luis Camilo Osorio”, es el título del libro publicado por la Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, producto de una cuidadosa investigación sobre el pasado delincuencial de ese exfuncionario. Tiene mucha tela para cortar. Permitió la intromisión e infiltración del paramilitarismo en la Fiscalía, criminalizó en forma arbitraría a activistas políticos, sociales, sindicales y defensores de los derechos humanos, nombró equipo para ayudarle a desviar y frenar investigaciones por paramilitarismo y corrupción y destituyó funcionarios para favorecer su actuación criminal.

Comunidad de paz, Bellacruz, La Gabarra, Bojayá, asesinato de la fiscal Yolanda Paternina, Jaime Garzón, Wilson Borja son algunos de los casos emblemáticos tocados por su mano siniestra, para no hablar de su gestión frente al proceso de los financiadores del paramilitarismo, que con tanto esfuerzo construyó el hoy ministro de Justicia Alfonso Gómez y que terminó por obra y gracia de Osorio en el despacho de Valencia Cossio, el hermano de Fabio, quien ordenó su archivo en la Fiscalía de Medellín.

Solo le faltó la beatificación del general Rito Alejo del Río. Los carruseles de la Corte y lo destapado en Paloquemao son piquitos de colibrí frente a lo que hizo para evitar el destape de los financiadores del paramilitarismo. No es aceptable que a estas horas ande suelta semejante figura del crimen. Un criminal de esta talla debería hacer pensar en centros de reclusión para condenados a cadena perpetua. La justicia no camina, y menos en estos casos.

La Comisión de Absoluciones es una colección de sirvientes de la impunidad. La ciudadanía y la prensa deben trabajar unidas para por lo menos lograr una sanción moral para los criminales protegidos por el Estado.

Escolios de Nicolás Gómez Dávila:

+ La idea política que no conduzca hacia catástrofes nunca es popular.

+ La única derrota sin remedio es la imbecilidad, aún victoriosa.

+ Errar es humano, mentir democrático.

+ La “cultura” del político consiste en ideas que explota y en textos que ensucia.

+ El público no escucha sino al que gime o al que miente.

+ El público no se alimenta intelectualmente sino de desperdicios.

+ Hoy llaman “liberación intelectual” el cambio de cárcel.

+ Nada nos sobra. Todos sobramos.

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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