Si al futuro

Del carajo el derroche de plata del narcotráfico, de los paracos, de los para-políticos, de los encarcelados y negociantes de la guerra. Deben estar satisfechos con los resultados porque salieron fortalecidos y les quedó el camino despejado para refundar el país a su acomodo. Como siempre, o siempre lo mismo. Solo falta la compra de gobernadores y alcaldes con la ampliación de su periodo y la promesa que toda solicitud de investigación que llegue a la comisión de absoluciones será archivada, la confirmación de los cuasiministros de defensa, agricultura, educación y minas.

El todo vale sigue vigente, como los falsos positivos, las chuzadas y las cortinas de humo para favorecer a los que roban al Estado. El paraíso. Sobran razones para que los colombianos sean los más felices del mundo, tengan el conflicto interno más largo y se vanaglorien de ser líderes en corrupción. La prostitución de la justicia, la comercialización de la salud, el abandono del campo y de la educación son pendejadas tan grandes como la de esperar que el Congreso legisle a favor de los colombianos de bien y no de sus pandillas. Dizque ya tienen listo el proyecto de ley para legalizar el lavado de dinero, que es el principal motor del desarrollo comercial, turístico, de la construcción, del agro y de la politiquería. Chévere que la burocracia continúe de la mano de la corrupción manejada por quienes dan cátedra de ética, moral y amor por el país. Bueno institucionalizar el desplazamiento, el robo de tierra y el asesinato de quienes luchan por la restitución de lo robado.

Anteriormente solo robaban los ladrones y por lo menos recibían una sanción moral de la comunidad. Ahora se les rinde homenajes, se les premia y se les asegura la impunidad. La rumba es con magistrados, uniformados de corto vuelo moral, desfalcadores del erario, ladrones de los ahorradores, condenados con testaferros en el Parlamento, enemigos de la autonomía regional fletados por las transnacionales mineras, los impulsores de los TLC que están sepultando el sector agropecuario y la industria y, lógico, con quienes aspiran a legalizar la pena de muerte de los desposeídos de derechos y de sus defensores.

En esta atmósfera contaminada camina el proceso de paz, al que se oponen los beneficiarios de la violencia. El trecho es largo y escabroso, pero hay que recorrerlo pensando que vale más un campo cultivado que lleno de cruces, unos niños con hogar que huérfanos de la violencia, una juventud formándose para el futuro que una que para sobrevivir tenga como único recurso la violencia. Vale más un pobre con servicios de salud, que uno que debe resignarse a morir por falta de los mismos, unos ciudadanos que puedan ejercer el derecho a protestar sin que sus vidas corran peligro. Preferible defender la vida que sembrar la muerte.

En los diálogos de La Habana se plantea algo más que la desmovilización de los guerrilleros. Se dialoga sobre las causas de la violencia y posibles soluciones a problemas sociales. Nada parecido al festín de la impunidad de Ralito. Hay una esperanza que se fortalece con la promesa del presidente y candidato a la reelección de lograr la Paz Total. Medio jodido entender qué significa, por la poca credibilidad que generan las promesas del Presidente. Sea lo que fuere toca ganar la pelea a los enemigos de la paz, para soñar con el país que merecen las nuevas generaciones. Es preferible cantar a la vida, que llorar por las víctimas de la violencia.

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

Comentarios