Todo lo mismo

Muchas cortinas de humo, muchos discursos y mucha paja para seguir ocultando la verdad sobre los orígenes de la violencia y sus responsables. El problema se inició por tierras y se sigue en lo mismo. La vaina estaba tan jodida que López Pumarejo trató de ponerle freno y le cortaron las riendas. Esto tomando una fecha reciente, sin remontarnos a Los Comuneros y la legalización del robo de resguardos patrocinados por unos próceres de la llamada independencia. Rotas las ilusiones creadas por las promesas de López Pumarejo, se produjo una arremetida contra colonos, aparceros e indígenas, utilizando muchas veces la violencia oficial. No fue problema entre liberales y conservadores. Fue entre terratenientes y desposeídos. Aquellos siempre contaron con el apoyo de los gobernantes de turno, sin importar el partido. Basta una corta mirada a la lucha de Manuel Quintín Lame en el Cauca, el Huila y el Tolima. Mucha tierra robada, muchos indígenas asesinados y nada de justicia porque esta era ejercida por los nuevos propietarios. Extienda la mirada a Ortega, Coyaima, Natagaima y Chaparral. Los despojadores se quedaron con la tierra, sin un cargo de conciencia por los asesinatos y eso sigue sin ser investigado para no incomodar a los favorecidos con fortunas hechas a sangre y fuego por sus antepasados.

La arremetida contra los colonos y pequeños propietarios en la zona de Sumapaz y el suroriente del Tolima se intensificó con la participación de los chulavitas. Muchos no recuerdan que los campesinos se vieron obligados a defender sus familias utilizando las autodefensas. Juan de la Cruz Varela, Isidro Yossa, el comandante Olimpo y el recordado humanista Eutiquio Leal, fueron los primeros líderes del partido comunista en hacerle frente a la defensa de los campesinos, lo que motivó la ira de quienes habían amasado fortunas utilizando la violencia. Después apareció el respaldo del partido liberal y se le puso color político al conflicto. Como no recordar la Guerra de Villarrica cuando los campesinos huían en columnas buscando el corredor Altamizal – Colombia – La Uribe, para salvar sus vidas y terminar colonizando parte de los Llanos. Ancianos, niños y mujeres adelante; atrás grupos armados que alternaban la vanguardia y la retaguardia y actuaban cuando las fuerzas del Estado vencían la resistencia de los campesinos en las trincheras, en donde dejaban su vida defendiendo a los que marchaban adelante. Ejemplo de valor, amistad, solidaridad y amor por una causa justa. Como para recordar a los Bolcheviques del Líbano de los años treinta.

Una anécdota viene a la memoria. Monseñor Rubén Isaza Restrepo, como obispo de Ibagué organizó la Gran Misión con clérigos, religiosas y seglares de todo el país que fueron organizados por grupos misionales para visitar todas las veredas afectadas por la violencia. En una vereda de Rovira, donde tenía presencia un grupo comandado por un primo de Chispas (a quien se debe el Homenaje al Tolima de Atahualpa Yupanqui), los misioneros encontraron a una familia de apellido Bolívar, de la cual hacían parte dos campesinas hermosas. Una de ellas novia del primo de Chispas. El jefe de hogar estaba feliz por haber regresado a su tierra, así fuera arrimado en su propia finca, ahora propiedad de quien violentamente lo había obligado a abandonarla, apoderándose de la tierra y el ganado. Fue tan generoso el verdadero dueño que le permitió coger café, por él sembrado, al intruso, al partir. El estudiante de la UT le preguntó a la novia por qué no actuaba su novio y esta se limitó a decir: no ha actuado ni va a actuar.

Es la hora que no se conoce la verdad sobre los campesinos asesinados, el despojo de tierras y el robo de ganado de esa época.. De pronto eso les dio mucho poder a los responsables y es por eso que la impunidad galopa y se perpetua contra los desposeídos.

Ñapa 1.- El personero emérito de su Güevita, Turmaca, informa que en el coso municipal tiene el espacio reservado para la cabal Vaca Loca que necesita cuarentena, a raíz de la fiebre aftosa que le produjo un sueño en el que acompañaba a García Márquez al infierno.

Ñapa 2.- Un buen rato de esparcimiento. Visita al Museo de Arte del Tolima y degustación de buena cocina en el Whaam, Arte Culinario, contiguo al MAT.

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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