Falta que hace Camilo

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

*Con la dedicatoria de mi tesis de grado de la UT, ‘A la memoria del Padre Camilo Torres Restrepo’, invito a recordar y valorar la vida de este apóstol defensor de las víctimas, de la injusticia y de la violencia institucional.*

Nada ha cambiado, ni va a cambiar, con el caminado que andamos. La agudización de los problemas de tierras, la injusticia, la poca atención a los problemas sociales y a la violencia institucional, han fortalecido el poder político y económico de la corrupción y del narcotráfico. La violencia se inició por problemas de tierras, han fracasado dos intentos de reforma agraria y mientras se negocia en La Habana la paz, el Gobierno quita a los campesinos los baldíos y millones de hectáreas para crear las Zonas de Interés de Desarrollo Rural y Económico- Zidres- para dejarlas a terratenientes e industriales que aspiran esclavizar a los campesinos de esas zonas.

El retrovisor histórico recuerda que la Guerra de los Mil Días fue una confrontación entre liberales y conservadores con ejércitos de campesinos sin representación política, liderados mayordomos. El vencedor, Próspero Pinzón -siempre apoyado por la iglesia- manifestó al entonces Arzobispo de Bogotá su deseo de que “este triunfo sea propicio en bienes para la Iglesia y la Patria”. Una pista sobre el control de la iglesia en la educación y la vida privada.

El centralismo dejó a muchas regiones sin presencia del Estado, aumentaron los abusos contra los campesinos, se presentaron manifestaciones sociales, se fundaron los primeros partidos de izquierda, ligas campesinas, organizaciones obreras y se perpetraron invasiones de tierras. Los colonos reclamaron tierras y resistieron los ataques de los hacendados y las fuerzas del Estado gracias al apoyo de la izquierda y de algunos liberales. Creció la polarización con intervención de jerarcas de la iglesia y del Ejército que en los años 30 era controlado por el partido Conservador.

Un salto intencional nos lleva a Laureano Gómez y a las guerrillas de campesinos liberales del Llano con las que negoció Rojas Pinilla con la colaboración del general Duarte Blum. Su comandante, Guadalupe Salcedo, fue asesinado en Bogotá pocos días después de haber sido amnistiado. Rojas declara ilegal el partido Comunista, masacra estudiantes y cierra El Tiempo y El Espectador. Los dueños del dinero y unos rebuscadores de votos, no defensores de los campesinos, tumban a Gurropin y posteriormente llega el Frente Nacional, producto de un pacto entre loe jefes de los dos partidos tradicionales.

Diez y seis años de poder compartido negando participación a otras agrupaciones políticas y a los campesinos que se vieron obligados a crear grupos de resistencia, que con el correr del tiempo se convirtieron en las guerrillas y con su accionar seguramente influyeron para que Alberto Lleras propusiera una reforma agraria a la que le dio forma posteriormente Carlos Lleras Restrepo. Este Presidente impulsó la creación de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), agremiación que organizó casi cuatrocientas tomas de tierras. En 1972 bajo la presidencia de Misael Pastrana se reunieron en Chicoral representantes de los partidos tradicionales y de los terratenientes, sin la presencia campesina, para darle sepultura de tercera a la reforma agraria. Se suspendió la personería jurídica a la Anuc, se incrementó la persecución contra sus líderes, muchos de los que fueron procesados o asesinados.

Sin olvidar que la violencia fue iniciada por quienes ahora se lavan las manos con sangre de campesinos y condenan a las víctimas, hay que volver los ojos a la Masacre de Las Bananeras (1828) con el asesinato por fuerzas del Estado de trabajadores campesinos que luchaban por sus derechos. Pero si hay algo que vale la pena recordar es la primera presidencia de López Pumarejo (1934 - 1938), que con su Acto Legislativo No. 1 estableció la propiedad privada como función social, que el interés general debía primar sobre el particular.

“El título de propietario lleva implícita la obligación de darle a su derecho una actividad social, dentro de un sentido de solidaridad que conduzca al crecimiento de la riqueza general y del bien común” (Corte Suprema de Justicia. Sentencia.Dic.3, 1.937). <>. Le dio contenido social a la propiedad privada, con respaldo de Darío Echandía. ¿Qué queda de eso? Y para donde vamos ocultando la verdad sobre la corrupción en Reficar, en Isagen, la privatización del río Magdalena, Invercolsa, Dragacol, las obras pagadas y ni siquiera iniciadas, lo robado a los niños de La Guajira y siga el listado hasta solicitar condecoración al ministro Cárdenas.

Se han visto asomos de cambio. Ya se olvidó el cardenal que insultó públicamente al padre Camilo Torres por defender a los pobres y que el único prelado que salió en defensa de Camilo fue monseñor Rubén Isaza Restrepo, quien había sido obispo de Ibagué. Dicen las buenas lenguas que se quedó comprada la enjalma para el cambio de sotana del cardenal. Estamos en mora de que la Iglesia colombiana entienda y ponga en práctica el pensamiento de Papacho. En este momento falta que nos hace el padre Camilo Torres, el gran defensor de los desposeídos.

*Ñapa.-Retorno a Chaparral. El 16 de julio se hará el paseo a Amoyá con música, viandas típicas, cabalgata, chivas y desfile de vehículos. Se seguirá el recorrido que trazó el zapatero y compositor chaparraluno Joaquín Riaño en su canción ‘Paseo a Amoyá’. Incluye el CD con las canciones a Chaparral de Arnulfo Moreno que, aquí entre nos, no tiene carate. Y chaparraluno sin carate es godo. Ya conseguí caballo p’a la cabalgata.

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