Festival folclórico

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La mejor demostración de la importancia de la cultura en un proceso de conciliación entre los tolimenses, la brindó el Festival Folclórico Colombiano nacido en 1959 en plena violencia. En lo primero que se pensó fue en mostrar al país lo mejor de la riqueza espiritual de los tolimenses, su folclor. La autenticidad del patrimonio cultural de los diferentes municipios. Se invitó a los departamentos a participar en esta fiesta popular con delegaciones folclóricas. La falta de hoteles fue subsanada con el aporte de familias que brindaron alojamientos a las delegaciones visitantes, una demostración del civismo y deseo de reconciliación que reinó en los primeros festivales. El éxito fue tan grande que dio origen a los Festivales de Retorno en los municipios más afectados por la violencia y el Festival del Bambuco en el Neiva.

El país avanza en un proceso de paz en el cual la cultura debe ser tenía en cuenta, así en las negociaciones de La Habana ni siquiera hubiera sido mencionada, con un silencio no justificado del Ministerio de Cultura. De pronto no cayeron en cuenta de la importancia de la fiesta popular en la reconciliación. Esto hace pensar en la conveniencia de que el Festival Folclórico Colombiano retorne a sus raíces fundamentales en la reconciliación.

Toca, como decía Mario Lafont, empezar por el principio. Tener claridad sobre el significado del folclor y de la fiesta popular. Definir la participación del sector oficial no solo en aportes de recursos y control real de las inversiones millonarias, sin resultados positivos en términos de cultura. Es necesario hacer claridad sobre las cuentas falsificadas por servicios no prestados -caso Staruska-, y la participación de la comunidad artística en los procesos de programación.

Bueno sería en la próxima celebración del Festival Folclórico que se volviera a sus raíces y a sus objetivos originales que coinciden con los del actual proceso de paz, en el cual el Tolima tiene mucho que aportar culturalmente, especialmente en la conciliación.

Es una gran oportunidad para demostrar que la cultura y especialmente la fiesta popular, es necesaria en el proceso de paz.

Buen reto tiene el Festival Folclórico con el punto alto que puso el Festival Nacional de la Música Colombiana en términos de autenticidad, calidad, amor a la tierra, conciliación y participación de la comunidad.

+*Recordando.

Mijo, tómese el caldo y aliste el burro para que acompañé al abuelo al pueblo. Amarra el mercado y se para con el burro frente a la cantina donde se ponga a beber con los amigos, hasta que se venga y usted detrás.

Así me tocaba todos los sábados, hasta que un domingo por la mañana llegué llorando sin el burro y, sin el abuelo. ¿Lo mataron? ¡Gritó la abuela! Cámbiese esa camisa ensangrentada, que nos vamos pa’l pueblo. Del cementerio salimos para la finca. Enjalme el buey y las dos mulas que nos vamos. Al llegar al portón, la abuela fue a la cocina, sacó la estufa de petróleo, le destapó el tanque y regó el liquido en el corredor y las piezas. Viendo el rancho en llamas, arrancamos. Perdimos todo, pero estamos vivos, y queda la tierrita, que es lo que quieren. Nos quedamos con los recuerdos. Caminamos tres días, descansando en los rastrojos. Al poco tiempo murió la abuela y yo me quede con los recuerdos.

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