Ética y solidaridad en el periodismo

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Nada que ver con el periodismo fletado que utiliza su capacidad de chantaje para dar o quitar imagen con dineros del Estado, ni con los que alabaron a Pablo Escobar, a los del cartel del Valle, a los paramilitares- con Claudia Gurisatti a la cabeza con sus tiritos al blanco-, a los hermanitos Moreno, a las gestiones criminales de los exfiscales Luis Camilo Osorio y Saludcoop Montealegre (vergüenza del Tolima) y a los que robaron a Ibagué con los Juegos Atléticos Nacionales y la destrucción de escenarios.

Solo un recuerdo a raíz de un diálogo con Ana Carrigan, la autora del primer libro documentado sobre la toma del Palacio de Justicia- con primeras ediciones en el exterior por las amenazas que le impidieron venir al lanzamiento del libro en la Universidad de Ibagué- y a quien como amiga y directora de una organización internacional de protección a periodistas amenazados le tocó el caso de Fabio Castillo el autor de “Los jinetes de la cocaína” , del destape de torcidos de Invercolsa Londoño, amo y señor del Banco del Pacífico con los autopréstamos a los miembros de la Junta Directiva.

Castillo fue coordinador de la campaña de El Espectador contra la corrupción y el narcotráfico. Considerado como un hijo de Guillermo Cano, fue reconocido como “Héroe del periodismo colombiano por el New York Times y como “El último Quijote” por la revista Semana. Informado sobre el envío de sicarios de Medellín para asesinarlo llamó a Guillermo Cano para comentarle. “Fabio, no hay nada que hacer”. De una finca de la sabana salieron tres carros, cada uno con rumbo diferente. En la cajuela de uno de ellos viajó Fabio Castillo, llevando diez pasajes internacionales en blanco regalados por un amigo, hasta Quito e inició un largo recorrido de fuga, investigación y estudio.

Al llegar a un hotel donde se alojaba con nombre cambiado, en España, una empleada le entregó un sobre “Para Fabio Castillo”, “yo no soy ese”, pero coincide con la descripción que me dieron, replicó la mujer. Dentro del sobre había una bala ‘dum dum’. De inmediato voló a otro país. Sus amigos recuerdan que en la época dura editorializó en El Espectador y dirigió para el periódico investigaciones contra los narcos y los parapolíticos. Parte de su vida la dedicó como un quijote, al periódico de los Canos que en una oportunidad tuvo como director a Ricardo Santamaría, personaje que tras no compartir las denuncias que Fabio Castillo hacía sobre Fernando Londoño, ministro estrella de Uribe, lo despidió aduciendo problemas presupuestales para sostener la nómina del periódico.

Con este recurso de Memoria manifiesto mi solidaridad con Antonio Melo, el historiador, gestor cultural, profesor universitario, dirigente cívico y periodista, comprometido con la lucha contra la corrupción en el Tolima, que dedicó parte de su vida y de su patrimonio para darle al Tolima EL NUEVO DIA.

Ñapa 1: Prefiero la paz e invito a votar por el sí.

Ñapa 2: Demostrado. Ricardo Cadavid es el mejor gestor cultural de Ibagué. Mundo Palabra, el 18 Festival de la Oralidad y el público lo han confirmado. Capacidad y Honestidad. Felicitaciones.

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