La verdad y su consolidación

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La Secretaría de Agricultura del Tolima dijo en un informe sobre la violencia en 1950, refiriéndose a una de las tres facetas de este fenómeno:

“b.- La violencia con finalidad económica, hace entonces, su siniestra aparición como empresa fría y calculada, amparada por unos, estimulada por otros en ocasiones usufructuarios y comanditarios del crimen, otras. Su finalidad se encuentra realizada en aprovechamientos de las cosechas sembradas por manos inertes y trémulas en el exilio, implorando justicia unas veces y la caridad las más. Tras el homicidio o la pira, o tras ambas se levanta la codicia alimentaria por los cafetales sin dueños o los rebaños de ganado de guarilián”.

Desde hace más de sesenta años se viene denunciando a los beneficiados económicamente de la violencia y nunca les ha pasado nada.

Por esa misma época del informe reseñado, recuerdo que Monseñor Rubén Isaza Restrepo, como obispo de Ibagué, organizó la Gran Misión con clérigos, religiosas y seglares de todo el país, para visitar todas las veredas afectadas por la violencia en el departamento del Tolima.

En una vereda de Rovira, donde tenía presencia un grupo comandado por un primo de “Chispas” (a quien se debe el homenaje al Tolima de Atahualpa Yupanqui), los misioneros encontraron a una familia de apellido Bolívar, de la cual hacían parte dos campesinas hermosas. Una de ellas novia del primo de “Chispas”.

El jefe del hogar estaba feliz por haber regresado a su tierra, así fuera arrimado en su propia finca, ahora de propiedad de quien violentamente lo había obligado a abandonarla, apoderándose de la tierra y el ganado.

Fue tan generoso el verdadero dueño que le permitió coger café al partir al intruso. Y el estudiante de la UT que hacia parte de la Misión Eclesiástica, le preguntó a la novia del bandolero porque este no actuaba ante tamaña injusticia y ella le respondió: “No ha actuado ni va a actuar”.

El llamado de atención sobre la impunidad total de quienes han hecho fortuna económica y política con la violencia no es nuevo y ahora la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, será la encargada de investigar los nombres de “políticos, ganaderos, industriales y otros civiles que tuvieron un rol determinante en medio siglo de violencia”.

La verdad que necesita el proceso de paz es la de todos los actores, sin caer en generalizaciones y estigmatizaciones contra los actores económicos que también fueron víctimas de esta violencia y pueden aportar a la construcción de la paz.

Curioso, por decir lo menos, que entre la cantidad de civiles vinculados al patrocinio de la violencia, denunciados en el Tribunal de Justicia y Paz, nadie se ha dado por enterado.

Llegó la hora de que la verdad y la ética caminen de la mano, en procura de la conciliación de los colombianos. Es hora de dejar de vender la idea que señala que la responsabilidad es de las víctimas y no de los victimarios, que todo lo tienen para controlar la información y la justicia.

Ñapa.- Papacho recuerda que la misa no se cobra. Es una forma de decirnos que la simonía está prohibida y es sancionada por el canon de la Iglesia Católica. Falta ver la reacción de los vividores del negocio.

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