Cenizas al viento

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Circo sin carpa y sin payaso desentona como el gobernante que no manda y tiene a su lado militares bañados en sangre y corrupción, maniobrando en politiquería y esperando condecoraciones inspirados por Zamudio, Montoya, Rito Alejo y Zapateiro.
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Y todos tan tranquilos como los que ni se inmutan por los millones de niños que mueren de hambre y si venden alarmas por unos muertos que ha dejado un virus que asusta por los problemas económicos que genera.

En eso de vender miedo somos expertos. Para ganar elecciones, para que permitan el robo de tierras, para desaparecer contendores, para imponer creencias y lo que se les venga a la imaginación a las intelectuales de cerebro de arveja, que sueñan con la dictadura, como la paloma violencia, y, mientras tanto lloran por haber fracasado en el intento de acabar con los indígenas y los bosques, para darle espacio a las vacas de fedegan. Y en el colmo del cinismo se declaran víctimas de la violencia.

Hasta el momento no se ha reconocido como víctimas a quienes dieron su vida defendiendo a Ataco de la arremetida minera y a sus familias, pero muy seguramente aspirará a este reconocimiento el ex director de Cortolima, ahora que comienzan a sacarle chiros al sol y que alista baterías para demandar a quien no lo mire con aplausos.

La vaina es que el virus de la corrupción sigue creciendo en el Tolima, siendo más notorio gracias al respaldo brindado, por ejemplo, a la delincuencia cultural liderada por necrófagos de Armero, que llegaron a desaparecer por escritura pública parientes vivos y muy cercanos, como si estuvieran en competencia con la desprestigiada Corporación Festival Folclórico.

Falta que hacen los aplausos para los diplomáticos del duque, que le dieron un plazo de horas a Maduro para salir del gobierno, apoyando a un juguetico como supuesto presidente de Venezuela y ahora mandan al carajo a las Naciones Unidas, aíslan al país y le tienen a Pachito Santos el nombramiento de inspector de excusados de hoyo de Sugüevita, Boyacá.

HÉCTOR MANUEL GALEANO ARBELÁEZ

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