Diálogo nacional

Colombia ha necesitado desde siempre un amplio y democrático diálogo nacional.

Que permita no sólo diagnosticar en conjunto con los principales actores, la realidad social, sino de manera especial, encontrar salidas frente a las graves crisis que padecemos, y poder abordar caminos ciertos de desarrollo integral para la nación. Es decir, ajustar el Estado y la Sociedad, a los requerimientos exigidos por las mayorías sociales.

Los estudiantes, han logrado un importante avance histórico en este sentido, al propiciar un diálogo nacional alrededor del derecho a la educación y sobre todo, incorporar a la comunidad educativa en el diseño y ejecución de los puntos centrales de la política educativa a nivel nacional.

Este constituye un avance democrático de indiscutible importancia, sobre todo por permitir la búsqueda de instancias de diálogo y concertación, alrededor de asuntos fundamentales para Colombia.

Anotábamos, que ese tipo de diálogos que requiere con urgencia la nación, han quedado estancados en otros importantes niveles sociales debido a la presencia amenazante y perturbadora de fenómenos condenables de violencia. Por ejemplo, el tema de la reforma agraria desde la década del sesenta del siglo pasado, no ha podido volver a ser tratado en una mesa de diálogo nacional con la participación de los actores claves del sector.

El problema del desempleo no ha sido abordado en estos diálogos nacionales con propuestas concretas de solución. Tampoco el de salud. Ni el relacionado con el crédito para sectores vitales de la economía nacional. Menos aún el de vivienda para sectores populares.

En otras palabras, no ha existido en la realidad política y social colombiana un verdadero proceso de democracia participativa para repensar a Colombia en términos de igualdad y democracia.

La Constitución de 1991 busca esa finalidad estratégica al consagrar el Estado Social de Derecho y darle a los derechos el papel fundamental como eje estructural de nuestro ordenamiento institucional. De ahí, la necesidad de entender, las movilizaciones ciudadanas y populares, a imagen y semejanza de la estudiantil, encuadradas dentro del esquema de afianzar derechos fundamentales y el desarrollo pleno de los mandatos constitucionales de democracia participativa y conquista de derechos económicos y sociales.

Ojalá la presente experiencia estudiantil, conduzca a la movilización pacífica de campesinos e indígenas en procura de hacer realidad su derecho a la tierra, y con ello a una verdadera reforma agraria integral.

De ciudadanos en búsqueda del derecho efectivo a la salud, la vivienda, la seguridad ciudadana, el trabajo digno, para citar, algunos de los más urgentes retos sociales, que Colombia tiene por delante. O sea, que empecemos a caminar por una senda ascendente de conquistas sociales y democráticas. Eso sería lo ideal.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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