Disparos al aire: Desde la derecha: rayos y centellas

Lo único que ha quedado en claro –políticamente hablando - después del manoseo del famoso “centro”, es que en Colombia la contradicción política se dará en torno a la cuestionada polarización entre izquierda y derecha.

Bueno para unos, malo y desueto para otros, e indiferente para la inmensa mayoría de compatriotas. Sin embargo, contrariando algunas leyes físicas, parece que lo buscado por los líderes de dichas tendencias, no consiste en  mover y atraer los extremos, sino que sea el centro electoral el  que se desplace: O de forma bastante tímida a la izquierda, o de manera rabiosa a la derecha. Aunque parezca raro, en las dos orillas conceptuales consideran que aunque no se perciba, el centro sin embargo se mueve –eppur si muove – como dijo  sotto voce Galileo  Galilei hace siglos, muerto de miedo después de abandonar presuroso las tenebrosas instalaciones del  Tribunal de la Santa Inquisición.

Ahora bien, lo novedoso históricamente en Colombia lo constituye la derecha colombiana, en su propósito, por demás sano de organizarse y expresarse de frente (aún con la ruana prestada de “centro”)  como organización política con una ideología bien definida. Cosa distinta a la izquierda colombiana que lo único que ha tenido en exageración es ideología –cuestionable o no- pero nunca votos, ni menos poder. La derecha  sin adentrarse en eternos debates sobre la concepción del Estado y la Sociedad, ha tenido votos y se ha mantenido –hasta ahora – siempre en el poder.

El país político, mas no el nacional, conoce que las diferencias  en la franja de la izquierda democrática no han pasado de unas aburridoras e interminables discusiones académicas sin incidencia alguna en las relaciones de poder en Colombia. Ahora, con el surgimiento de la derecha en su propósito de conquistar el centro, el país va a conocer cuales son las diferencias internas en la derecha, y sobre todo la manera de tramitar sus discrepancias de cara al país.   

En esa puja y repuja, caerán rayos y centellas. El país temblará ante ese enfrentamiento. Se trata nada más ni nada menos, del ajuste de cuentas en público de quienes han ostentado el poder en Colombia y han gobernado en silencio a favor de las oligarquías; han promovido e impulsado la violencia; han pactado con los narcotraficantes para recibir su dinero sucio y ensangrentado; han gobernado de la mano con los paramilitares. Es decir, Colombia podrá entender, porque la derecha no es una opción de desarrollo integral, sino la perpetuación del atraso, la miseria, la desigualdad, la violencia y la perdida absoluta de soberanía nacional. La versión actualizada de dicha tragicomedia ya  va a empezar. No tenemos más remedio que soportarla con paciencia.. Ya apareció en escena Uribe. Viene Vargas Lleras. Luego Santos… más tarde como actor central, principal y definitorio…el Tío Sam. ¡Nos duele Colombia!, como diría enardecido, desde entonces,  un célebre orador por allá en la década del treinta del siglo pasado.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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