El tolimense del año

Hacer oposición política en Colombia, no es nada fácil. Nunca lo ha sido, por cuanto las pasiones y los intereses que se juegan en el ejercicio de esa condición esencial de la democracia no sólo levantan peligrosos odios, sino motiva riesgos de todo tipo contra la vida e integridad personal de quien la ejerce.

Obvio, que hay oposición de oposiciones, como todo en la viña del Señor, o sea, de variopinta: desde la perversa que buscan lucro personal o político sin reparar en el beneficio general de la comunidad, la de mentiras, amañadas, por animadversión y odio personal, hasta las que tienen precio para ser compradas a la vuelta de la esquina electoral.

Pero, la oposición política conceptual – que fortalece la democracia de un país- y dirigida a la raíz del modelo económico imperante en una Nación para cuestionarlo y presentar alternativas, ha sido ejercida con altura ideología y con brillantez académica en este año que ya termina, por el senador tolimense Jorge Enrique Robledo.

Una reciente encuesta ubicó a Robledo como el mejor congresista con sobradísima ventaja sobre el segundo y tercero. Robledo ha cuestionado con sobrada argumentación la validez del esquema neoliberal como opción de desarrollo integral para Colombia.

También ha debatido con respeto y sólida argumentación políticas del presidente Santos en varias áreas, con cifras incontrovertibles. Desbarató datos oficiales de propaganda gubernamental relacionados con la Restitución de Tierras, programa agrario que aspiramos termine exitoso como un proyecto necesario para la reconciliación nacional.


Cuestionó los nocivos monopolios en las telecomunicaciones. Sin ser gobiernista le juega a un final victorioso de las conversaciones de paz adelantas en Cuba.


Frente a la reforma tributaria, por ejemplo, sus argumentos cuestionadores fueron por demás convincentes. Estos debates –entre otros muy sonados - lo consagran como el mejor parlamentario colombiano del año.

Robledo representa un estilo de ejercicio político distinto al practicado por la inmensa mayoría de la clase política colombiana. No busca ni recibe prebendas burocráticas o retribuciones económicos por el ejercicio de su labor legislativa ni de severo control político. Siempre ha condenado la utilización de las armas en el espectro de la política nacional.

Los votos los consigue a pulso, a punta de pura opinión pública, sin entrar en el mercado de la compraventa de electores. Ha actuado con honestidad e independencia. Los tolimenses, debemos reconocer su ejemplo en el ejercicio de una sana y democrática actividad política, como un buen legado para las futuras generaciones.


Lo anterior, lo ubicaría como el tolimense del año, con el debido respeto y aprecio por los paisanos que darían su voto de apoyo a otro tolimense, en especial al técnico Hernán Torres, también con sobradas razones deportivas.


En este caso, Torres jugó al final del segundo tiempo. Robledo jugó de titular todo el año. Y, a veces en lo  político, se suda silenciosamente más la camiseta de desarrollo nacional que en lo deportivo. Como en este caso, sin demeritar a nadie. Increíble pero cierto.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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