Y uno, no se da ni cuenta

La globalización llegó y se quedó interfiriendo en todas las áreas económicas, tecnológicas, sociales y culturales del país y de nuestras regiones.

Este proceso de creciente comunicación e interdependencia entre las distintas regiones y países del mundo, arroja realidades que hacen parte de la vida cotidiana de nuestros compatriotas y paisanos, de las que como dice la célebre canción de  Caballo Viejo, llegaron, se acomodaron y “uno no se da ni cuenta”. Lo grave, sobre todo en lo relacionado con el agro, es que llegó –la globalización- sin darnos cuenta, pero sí  padeciendo bien temprano los efectos, por demás complicados, difíciles y tortuosos como lo soportan los cafeteros, arroceros, lecheros, algodoneros, paperos, textileros para citar los más visibles en esos sectores de la economía nacional.

Uno de esos campos verdaderamente novedosos se presenta en los temas de seguridad, por cuanto, aparecen delitos inimaginables en esa dimensión hace apenas una década, y que fueron motivo de análisis en la 82 Asamblea General de Interpol en relación con la seguridad global, en el que participaron 190 naciones y que acaba de finalizar en Cartagena. Por ejemplo, lo referido a trafico de medicamentos, de órganos,  el robo de celulares,  la trata de personas y los emblemáticos –por lo moderno- ciberdelitos. Antes –digamos hace pocos años- los delincuentes se reunían en sitios bien camuflados para evitar su ubicación por parte de las autoridades. Ahora, se reúnen en el aire, en las nubes para delinquir a través de los “sitios web” –por definición una colección de páginas de Internet relacionadas y comunes a un dominio de internet o subdominio en la World Wide Web -y por ese medio comercializar o llevar a cabo sus actividades delictivas, circunstancia ésta que obliga a un rediseño sobre todo de alta tecnología de las políticas de seguridad para combatir el crimen trasnacional y los delitos informáticos, aspectos que muchos mortales habitantes del quinto piso existencial para arriba ya no entendemos. Los otros delitos que afectan la seguridad global, -y de los que uno si se da cuenta de su existencia- son de conocimiento y manejo universal en todos los sitios y edades: Narcotráfico, trata de personas, falsificación de moneda, estafa financiera, lavado de activos, trafico de armas, abuso de menores, armas ilegales, corrupción, hurto de obras de arte, pornografía infantil y hurto de patrimonio cultural. Con una pequeña salvedad, que es necesario resaltar: la dimensión del terrorismo,  que afecta mucho más a EE.UU. y Europa, por ejemplo, que América Latina, y en especial a Colombia si culminamos con éxito los diálogos de paz. En estos temas generales, la particularidad juega, aún en la globalización, por cuanto en épocas pasadas, las preocupaciones en seguridad de las potencias fueron trasladas e impuestas dentro nuestros países como ejes de la actividad estatal.

Credito
CAMILO A. GONZALEZ PACHECO

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