Poder y canas

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El poder presidencial encanece y envejece, podría ser la conclusión resultante de la observación de las fotografías de varios Presidentes –en especial colombianos- antes de llegar a la Presidencia y luego de cumplir sus mandatos. Basta mirar la foto del adolescente César Gaviria al ganar la Presidencia, y detallar otra al culminar su mandato. O la del joven y presumido delfín Andrés Pastrana, cuando llegó a la Casa de Nariño y cuatro años después al salir con Nora y los niños a vivir en casa propia. Y, ¿qué tal el joven arriero paisa que llego casi sin canas a la Presidencia y salió con su pelo completamente plateado después de ocho años de residir en la Casa de Nari?. De Santos, que ya llegó bastante mayor, habrá que esperar, aunque las cirugías de parparos y papada, algo le ayudarán para no salir tan envejecido.

Pero, los ex - presidentes colombianos de acuerdo con el refrán aquel, mal de muchos consuelo de tontos, tienen también buenos alivios: Barack Obama, que ha presentado un apresurado envejecimiento en el último año, y de seguro saldrá con la imagen de respetable ancianito al terminar el mandato, sobre todo debido a su reciente derrota parlamentaria. Pero, no podemos generalizar afirmando que todos los Presidentes, por ejemplo latinoamericanos, han envejecido y encanecido. De ninguna manera. Para la muestra varios botones: Dilma Rousseff mejoró ostensiblemente en belleza, precisamente para cautivar electorado, como efectivamente lo logró. Está gordita, pero linda, al igual que la tierna Michelle Bachellet. Las dos claro está, un poco mejor que Cristina Kirchner, que por estos días ha tenido problemas de salud, pero que en términos generales se ve bien, es decir, el poder no la ha deteriorado en su mediana belleza de siempre. Maduro, regordete y todo, tiene aire fresco en imagen. Rafael Correa, no pierde su pinta de ejecutivo ágil y dinámico. Evo Morales, quizás por aquello de que los indios no encanecen, permanece fresco y joven como el día en que llegó al Palacio Quemado.

Algún izquierdoso, de esos que se esconden tras las columnas de los periódicos, podría aventurarse temerariamente a sostener que el poder presidencial envejece a los de centro derecha – incluida la Merkel - y más a los de extrema derecha, que a los de centro izquierda y los socialistas. Y argumentar, delirante –para reforzar la tesis- que el socialismo rejuvenece y el capitalismo envejece. Y podría, obvio si quisiera, traer un ejemplo contundente: la serena y permanente juventud de José Mujica, que sale del poder igual de joven que como entró con sus canas y barriga de abuelo. Es decir, comprobar que la juventud no es problema relacionado con la fecha de nacimiento.

En definitiva, mirar todo bajo la óptica de izquierda o derecha, no parece serio científicamente hablando. Sobre todo, para sostener que el futuro y la juventud están preferentemente en el polo opuesto al capitalismo salvaje. Para algunos, -con razón- eso sería hilar muy delgado.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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