Agazapados detrás de las firmas

Camilo González Pacheco

El lanzamiento de la candidatura presidencial de Germán Vargas Lleras, apoyado en firmas de ciudadanos, no sólo exhibe gran parte de la crisis estructural de los partidos políticos en Colombia, sino que también evidencia una estrategia coyuntural dirigida a viabilizar alianzas electorales sin marcos conceptuales serios y definidos. Su orientación estratégica se dirige a conquistar gran cantidad de votos, soslayando las bases ideológicas de partidos serios y organizados democráticamente.

Y tras dicho objetivo, se perfilan dos ejes estratégicos: la primacía de la Biblia sobre la Constitución Política (tras la frondosa bolsa del voto religioso) y la negación o esguinces al proceso de paz adelantado con las Farc, acompañado de piedras tiradas en el camino de la gobernabilidad de Santos.

Ante la imposibilidad programática, por ejemplo, de levantar como bandera en el Partido Liberal, el restablecimiento del Estado Clerical, superado históricamente entre otros por la colectividad roja, algunos de sus precandidatos tendrán que buscar el mecanismo de apoyo en las firmas frente al evidente rechazo que tendría semejante afrenta ideológica en dicho partido.

Algo semejante a la actividad proselitista que ya adelanta Monseñor Ordóñez con su campaña “La Patria de Pie” que busca conquistar voto religioso, por un lado, y voto contra la paz, por otro.

Lo de Vargas Lleras, es distinto. Si existe, hoy por hoy, una colectividad política nacional, más o menos organizada, es Cambio Radical. Cuenta con dirección ejecutiva, hace parte de una coalición de Gobierno con respetables y poderosas cuotas de poder, actúa coordinada y disciplinadamente en el Congreso, y sobre todo tiene jefe único e indiscutible, que manda y se hace obedecer, así sea a coscorrón limpio.

Pero, la jugada electoral está orientada a conquistar franjas de votantes que cuestionen temas candentes del proceso de paz, y permitan alianzas que no sean consideradas transfuguismo, para evitar sanciones y ocultar objetivos estratégicos fundamentales. Obvio que también, en procura de consolidar el modelo de desarrollo neoliberal existente.

Así las cosas, sin querer queriendo, el tema de la paz, lo mismo que antes, vuelve y juega como tema central del próximo debate electoral para Presidencia de la República.

O sea, de nuevo la polarización se presentará entre las propuestas de avanzar y consolidar iniciativas de posconflicto, tanto nacional como regionalmente, o las de llegar a hacerlas trizas con consecuencias impredecibles y peligrosas. Así se consideren desgastados los conceptos derecha izquierda, la denominación de la polarización, será otra vez, entre derecha e izquierda democrática. En esta ocasión, afortunadamente con la inexorable discusión relacionada con Modelo de Desarrollo Integral para Colombia, en búsqueda de una paz duradera y sostenible. Esto de por sí, ya constituye un importante avance. Afortunadamente.

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