Bolívar: El hombre de las dificultades

Camilo González Pacheco

Una reciente serie de televisión sobre la vida y obra de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, más conocido como Simón Bolívar, presentada en canal nacional y escrita por Juana Uribe, volvió a poner de nuevo el tema de nuestro Libertador en primer orden, enfatizando en el hombre más allá del mito. En otras palabras, en Simón antes de ser Bolívar.

Bolívar, entonces, vuelve a estar de moda. Tanto en la farándula como en la academia. En terrenos académicos, resulta significativo resaltar la seria y documentada biografía de John Lynch, publicada por Planeta a mediados de 2019.

Uno de los apartes interesantes de esta biografía se refiere al momento en que Bolívar se definió como “el hombre de las dificultades”. Fue, nada más ni nada menos, que en un célebre diálogo con Santander: “Yo soy el hombre de las dificultades –le dijo Bolívar a Santander-, usted el hombre de las leyes”. Y concluye sabiamente Lynch “Una distinción exquisita que dejaba claro que él era el jefe supremo y su rival, el administrador subordinado”.

En la biografía, también se resaltan los días tristes de Bolívar. En especial, cuando sus propios compatriotas se negaron a que permaneciera en territorio colombiano. De ahí para adelante, transcurrió su melancólica marcha a Santa Marta, invitado por el español Joaquín de Mier y Benítez, quedándose en la Quinta de San Pedro Alejandrino donde murió el 17 de diciembre de 1830.

Lynch define a Bolívar, como el líder intelectual de la revolución hispanoamericana, la fuente principal de sus ideas, el teórico de la liberación que clarificó y legitimó la causa independentista durante la guerra y después de ella. Y resalta también, que fue un hombre de acción, para concluir que es el libertador del continente, el creador de las repúblicas americanas, el padre de los ciudadanos libres.

En todo caso, Bolívar ha jugado y jugará en nuestro Continente el papel de guía emancipador y revolucionario, emblema de una nueva visión soberana y popular en nuestros pueblos. En Colombia, en un período especial de nuestra historia patria, la figura y la espada de Bolívar, constituyeron una afirmación de nacionalismo popular, pensar en lo nuestro, desde nuestro territorio, nuestras dificultades y retos. Contrario al pensamiento importado por la izquierda colombiana, en esos tiempos, de alinearse en los polos soviéticos, chino o yugoeslavo, para sustentar sus fundamentos programáticos.

En esa interesante coyuntura de fuerzas alternativas, las fotos solemnes de Lenin, Stalin, Mao, Tito, fueron desplazadas en muchos escenarios, por la coloquial de Simón Bolívar. A buena hora. Y Bolívar, sigue ahí: firme y presente.

Comentarios