La “Big Data” municipal

Guillermo Pérez Flórez

El Departamento Administrativo para la Prosperidad Social (Daps) busca a medio millón de beneficiarios del Ingreso Solidario (10.522 de ellos en Tolima) pues no lo han cobrado. ¿Por qué? Desde luego no es que no lo necesiten.
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Lo patético es que el Gobierno no sabe cómo localizarlos. El Daps y Departamento Nacional de Planeación desconocen en dónde están y quiénes son los pobres. Confirma que vivimos en Macondo.

Esta situación me permite volver sobre un asunto que planteé hace un par de meses: la conveniencia de establecer el empadronamiento municipal. En Colombia padecemos el absurdo de que sea el Gobierno Nacional el que les dice a los alcaldes cuántas personas tiene su respectivo municipio, qué hacen y cómo viven. Solo que lo hace cada diez años. La información sociodemográfica es vital para la formulación de políticas públicas y la toma de decisiones e indispensable para planificar y atender la compleja demanda social. Al no tener información confiable y actualizada los gobiernos navegan por instrumentos. El Gobierno distribuye subsidios monetarios o alimentarios a programas como Jóvenes en Acción, Familias en Acción, Colombia Mayor, con base en proyecciones o bases de datos insuficientes y vetustas. Se desconoce el domicilio y la composición de los hogares. Así, incurre en duplicaciones u omisiones. ¿Cómo pueden los alcaldes formular y ejecutar políticas de educación, salud, vivienda o de empleo si se carece de información?

Esta pandemia revela la necesidad de crear el Registro Municipal de Hogares y el Registro Municipal de Micro-negocios. Esto último, para dimensionar la actividad económica informal, que no figura en el registro mercantil de las cámaras de comercio, y cuyo tamaño e importancia crece día a día. (Seis de cada diez puestos de trabajo son informales). Disponer de esta información en tiempo real es el primer paso para formalizar la actividad económica y laboral, uno de los principales desafíos que tiene hoy el país. Es básico para tener “ciudades inteligentes”, con capacidad para administrar con eficiencia los recursos y atender satisfactoriamente la demanda de bienes y servicios. Fenómenos económicos y tecnológicos como Amazon, Uber, Air B&B, son inentendibles sin lo que se denomina la “Big Data”. Conocer con exactitud el tamaño de las necesidades y recursos, permite desarrollar modelos predictivos en educación, salud, movilidad, seguridad, contaminación, y hacer grandes ahorros. Vivimos una época en la que tenemos todo al alcance de un clic, sin embargo, insistimos en seguir gestionando la administración pública con apuntes de libreta, como en el siglo XIX.

 Si queremos mejorar la gerencia pública local, debemos contar con herramientas que le permitan a la administración municipal y a las fuerzas económicas disponer de información fiable y en tiempo real de la realidad socioeconómica del entorno. El primer paso sería el empadronamiento municipal, o lo que Ernesto Rojas Morales, ex director del Dane, denomina registro municipal de hogares y registro municipal de micro-negocios. El “oso” polar que está haciendo el Daps con la gestión del Ingreso Solidario es vergonzoso. El centralismo colombiano es patético. Para la muestra el botón. Estamos en mora de dar este paso. Resulta, además, imprescindible para construir Estado y mercado en el territorio.

GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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