Ecuador, a ‘test de estrés’

Guillermo Pérez Flórez

Las elecciones presidenciales en Ecuador serán un nuevo ‘test de estrés’ político, para utilizar la expresión puesta en boga durante la aguda crisis financiera de 2008 por el equipo de Barack Obama. Pero en esta oportunidad no se trata de examinar la solidez del sistema financiero, sino la del modelo económico político que ha regido durante los últimos años.
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Suele ocurrir que en épocas de crisis los pueblos votan cambio, y en las de prosperidad votan continuidad. En el continente americano hemos tenido tres pruebas recientes: Argentina, Bolivia y Estados Unidos. Todas han votado ‘cambio’. La primera favoreció el regreso al poder de Cristina Fernández de Kirchner; la segunda, el retorno del Movimiento al socialismo de Evo Morales; y la tercera, la vuelta al poder de los demócratas, con marcado giro progresista (línea Obama), Biden quiere duplicar el salario mínimo y abanderar la transición energética. El turno es para Ecuador. Según las encuestas el favorito es Andrés Arauz, quien cuenta con el respaldo del expresidente Rafael Correa. Un economista heterodoxo que a decir de Carlos Bedoya en el portal limeño ‘Otra mirada’, “se ha ido izquierdizando a gran velocidad”. Es uno de los diseñadores del ‘Banco del Sur’ y de la arquitectura financiera regional que Correa impulsó junto a varios gobiernos progresistas. Ha ofrecido otorgar a un millón de ecuatorianos US$ 1.000 dólares a cada uno para emprendimiento. Su contrincante conservador Guillermo Lasso propone subir el salario mínimo de US $400 a US $500 dólares, lo cual da una idea de cómo están las cosas en el hermano país.

El interrogante es si habrá segunda vuelta o no. Para que no haya lugar a ésta el ganador debe obtener mínimo el 40% de los votos y superar en más de un 10% al segundo. No está claro que Arauz lo consiga, pues hay un 40% de indecisos y 16 candidatos más. Su triunfo confirmaría una tendencia hemisférica al cambio, y querría decir que la primavera conservadora que supuso el triunfo de Macri, Trump, Bolsonaro y Piñera ha sido efímera. Según los entendidos, Arauz podría convertirse en una revelación regional, tiene 36 años y posee una brillante trayectoria académica y de gestión en la administración pública. Es licenciado en Economía y Matemáticas por la Universidad de Michigan, magíster en Economía del desarrollo por Flacso-Ecuador y doctorando en Economía financiera de la Universidad Nacional Autónoma de México. Además, domina el inglés, el francés y el ruso.  

El presidente Lenín Moreno, devenido en enemigo de Correa, se ha apresurado a lanzar un destemplado grito de auxilio, colgado de un pobrísimo informe de la revista Semana que pretende enlodar a Correa y Arauz con el Eln. No entiende que en el fondo de esto, más que viejos fantasmas comunistas, alianzas castro-chavistas o preferencias ideológicas, subyace un profundísimo malestar social en razón a la corrupción, a la delincuencia y al pésimo estado en que él deja la economía. Lo que hay es estrés social, irritación y angustia. La mayoría de ecuatorianos anhela un cambio, necesita un cambio que le devuelva la esperanza. Las elecciones de hoy son eso: un ‘test de estrés’.

GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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